Construir la fuerza
- Noel Álvarez
- 31 may 2023
- 3 Min. de lectura

Hace pocos días, tuve una animada conversación con un amigo ex magistrado, entre
todos los temas económicos, sociales y políticos de los que hablamos, en un momento
determinado él comentó algo que conectó rápidamente con mis neuronas cerebrales
por estar plenamente convencido de su veracidad. Me confió que desde hace poco
tiempo está haciendo ejercicios con máquinas y pesas para ganar fuerza y se
manifiesta sorprendido de la forma en que esto le ha transformado positivamente la
vida y solo lamenta no haber descubierto esta maravilla mucho antes.
Confieso que me sentí identificado con su comentario porque desde hace mucho
tiempo descubrí que, aunque todos los deportes son beneficiosos para la salud, la
mejor forma de desarrollar y fortalecer los músculos es ejercitando cada uno por
separado. Basta ver cómo se entrenan, en gimnasios privados, las estrellas de los
diferentes deportes para ganar fuerza y resistencia. Me corresponde hacer un mea
culpa por la infinidad de veces que he debido suspender mi rutina de entrenamientos
para atender actividades gremiales, políticas o empresariales. Cuando arrepentido
retorno al gimnasio, me digo a mí mismo: “Has pasado tiempo destruyendo tu cuerpo y
salud, ahora te toca sudar la gota para reparar el daño infligido.
No sé cómo tendrán que vérselas aquellas personas que se sienten orgullosas de su
gordura y de su prominente abdomen, algunos de ellos provocadoramente han llegado
a señalarme “Sabes cuánto dinero he invertido para desarrollar este cuerpazo para que
ahora me aconsejes que debo rebajar, pues no señor, eso no va conmigo”. Cuando el
deterioro de la salud llame a su puerta tendrán que repensar su estilo de vida. Hablo
con conocimiento de causa, por haber tenido que soportar múltiples enfermedades y
dolencias, a pesar de que, en buena parte de mi vida, he realizado actividades
deportivas, por ejemplo: desde los 6 años recorría montones de kilómetros a lomos de
una vieja bicicleta, por esa misma época descubrí el beisbol y fue un amor a primera
vista, desde los 12 hasta la primera parte de los 15 años practiqué boxeo. A finales de
los 15 llegué a Caracas y seguí jugando beisbol, montando bicicleta y trotando en
diversos espacios capitalinos.
En la década de los 90 descubrí las bondades de entrenar en gimnasios y desde
entonces me casé con esta práctica y creo que jamás me divorciaré de ella. Conozco
personas que la madre naturaleza los bendijo con una genética privilegiada y casi sin
entrenar exhiben unas condiciones físicas notables. Yo no llegué a la repartición de
esos números y la genética me fue esquiva: me cuesta un mundo bajar de peso,
engordo solo con tomar agua y tengo unas zonas con grasas localizadas que no se
moldean ni con mandarria.
Al igual que mi amigo ex magistrado, ratifico que ninguno de los deportes o ejercicios
practicados por mí anteriormente, me había impactado tan positivamente como los
ejercicios con máquinas y pesas. Respeto la opinión de quienes me dicen: “Yo camino
10 mil pasos diariamente y con eso es suficiente”. Otros me señalan que montan
bicicleta, nadan o corren. Pienso que, si le agregaran ejercicios de fuerza a sus rutinas,
pronto notarían la diferencia. En mi caso, la semana pasada cumplí 64 años y sin
jactancia alguna, proclamo que ni siquiera cuando tenía 40 años me había sentido tan
bien físicamente. Para los suspicaces, aclaro que sentirse es diferente a verse, por si
acaso.
Años atrás, unos de mis asesores y mejor amigo, me comentó que, un presidente
electo del Perú le preguntó al presidente saliente: “¿Qué me recomienda hacer para
culminar una buena presidencia?”. Este le respondió: “Duerma bien, presidente”. Si a
mí me preguntaran, qué hacer para llevar una vida saludable, mi consejo sería, asuman
como estilo de vida: dormir bien, comer bien y jamás dejar de hacer ejercicios. Por
razones de espacio, en otro artículo, les hablaré sobre los estilos de vida.
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