A comienzos del año próximo se cumplen 4 décadas de la noche en que algunas de las más famosas estrellas de la música estadounidense del momento se reunieron en un estudio de Los Ángeles, para grabar una canción con fines benéficos que se convertiría en uno de los éxitos planetarios de la historia de la música pop: We Are the World.
Los cantantes que participaron se reunieron aprovechando una gala de los American Music Awards que juntaba a casi todos en la ciudad californiana. Para ello contaban con apenas 12 horas, las que iban desde el final de la ceremonia de entrega de premios, a las ocho de la noche hasta el amanecer del día siguiente.
Las interioridades de aquella madrugada, la que fue del 28 al 29 de enero de 1985, se narran en el excelente documental de Netflix La gran noche del pop, que acabamos de ver en esta plataforma de streaming y que recomendamos sin ninguna reserva.
Con interesante material inédito se da cuenta, no solo de una reunión que quedaría para la historia, sino también de la particular idiosincrasia de cantantes y compositores legendarios en un momento irrepetible del negocio musical. Con Harry Belafonte como nervio motor de la idea, Michael Jackson, Lionel Richie y Stevie Wonder como autores de la canción y Quincy Jones en la producción general, la brillante lista de participantes la integraban también, entre otros, Ray Charles, Diana Ross, Tina Turner, Cyndi Lauper, Bob Dylan, Willy Nelson, Bruce Springsteen. Billy Joel, Kenny Rogers, Huey Lewis, Paul Simon, Kim Carnes y Dionne Warwick.
La iniciativa se realizaba a favor de USA for Africa, plataforma creada para distribuir el dinero recaudado por la grabación entre los niños víctimas del hambre en África.
En La gran noche del pop, el director Bao Nguyen detalla, con situaciones y testimonios de las estrellas participantes, cómo se llevó a cabo una de las más colosales concentraciones de talento, fama y star power realizadas históricamente en este ámbito musical.
“Los artistas más importantes de nuestra generación unimos todos nuestros egos y todo nuestro talento para salvar vidas”, recuerda Lionel Richie en el documental. Pese a que Prince canceló su asistencia en el último momento, el resto de estrellas reclutadas contra el hambre hicieron caso al cartel que Quincy Jones puso a la entrada del estudio: “Por favor, aparquen sus egos en la puerta” y se comportaron como lo que Lionel Richie les pidió que fueran: los héroes y heroínas que podrían contarle a sus nietos cómo hicieron su parte gracias al poder de la música a través de esta iniciativa, galardonada en 1986 con cuatro premios Grammy: grabación del año, canción del año, interpretación pop de un dúo o grupo y mejor video musical. Y en cuanto al documental, quedará como un muy valioso testimonio de las escasas 12 horas en las que algunas de las estrellas más rutilantes del momento se juntaron para cantar el que, sin ninguna duda, es el más famoso de los himnos solidarios.
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