Danny Manrique, graduado en derecho y computación, se encontró en medio de una situación cada vez más difícil en Venezuela. La falta de oportunidades, la escasez de alimentos y la falta de acceso a una educación de calidad para sus hijos fueron algunas de las razones que lo motivaron a buscar un nuevo comienzo en Colombia.
El paso lo dio en el 2018. Comenzar de cero significó enfrentarse a grandes desafíos.
Durante dos años, tuvo que cantar en el sistema de transporte TransMilenio para subsistir. A pesar de las humillaciones y las dificultades, Danny mantuvo una actitud humilde y respetuosa, siempre recordando que su esfuerzo era para el bienestar de su familia.
A medida que se fue adaptando a su nuevo entorno, Danny encontró su pasión por la música y logró estudiar durante cuatro años con el maestro Diego Barrero en la orquesta Evolución. Gracias a ello, pudo unirse a la Orquesta Tamarindo y dedicarse a cantar. Actualmente, además de su trabajo en orquestas, Danny alquila equipos de sonido, da clases de música y canto, y sueña con grabar un disco a corto plazo.
Sin embargo, no todo ha sido fácil para Danny en Colombia. A pesar de tener el Permiso Especial Temporal de Trabajo, ha enfrentado obstáculos para establecer una vida crediticia y jurídica en el país. Algunas instituciones no brindan apoyo a los venezolanos por ser extranjeros, lo que dificulta su acceso a ciertos beneficios y subsidios.
Pese a los desafíos, Danny sigue adelante, confiando en la “bondad de Dios” y en su propio esfuerzo. Asegura que su “amor por Venezuela es inquebrantable” y siempre lleva a su país en su corazón. Sueña con volver y ser un ejemplo de integridad y honestidad para su comunidad.
Danny concluye que la migración no es solo una búsqueda de mejores condiciones de vida, sino también una oportunidad para crecer como individuos y dejar huellas positivas en los lugares que elegimos llamar hogar.
Con información de migravenezuela.com / Angélica Antía Azuaje
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