Durante el fin de semana me apareció en Instagram la publicidad del taller de guion que se imparte en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de Los Baños; el mismo taller que hice en 2001 con el gran escritor y guionista Senel Paz. Esa publicidad me hizo reflexionar cómo ha cambiado la realización de cine en estos últimos 23 años.
Quienes siguen mis columnas semanales saben que he producido desde 2021 tres películas y un documental, y durante ese proceso he vivido horas de reuniones creativas, revisión de presupuestos, tramite de permisos, entre otras muchas cosas, para poder llevar los proyectos a buen puerto. Pero ¿Y si la Inteligencia Artificial nos ahorrara todo ese trabajo administrativo y burocrático?
Ojo, me refiero a que la IA nos ayude con las tareas mecánicas, pero que los seres humanos nos sigamos encargando de lo artístico.
El tema es que hace unos días descubrí que los planes de la IA son otros, pues actualmente ya existen muchas herramientas que no sólo acortan los tiempos de producción, sino que además de ayudarte a escribir el guión de la película, hasta generan las escenas con actores digitales. Al menos por ahora se aprecia que las imágenes no son reales, pero solo es cuestión de tiempo para que la tecnología se perfeccione y no podamos identificar si la película que vemos fue generada de la manera tradicional o con Inteligencia Artificial.
¿Cómo hice mi primera película con Inteligencia Artificial?
Todo comenzó cuando experimenté con Claude, el asistente de Anthropic. Le tiré algunos prompt (que son los comandos por donde se dan órdenes a la IA) como, por ejemplo: “Cuenta la historia de un chico de 10 años que descubre su pasión por el cine gracias a las películas Cinema Paradiso y La Dolce Vita. De grande se hace productor, y cuando cumple 46 años decide hacer un viaje a Roma para conocer los estudios Cinecitta, lugar donde se filmaron grandes joyas del cine italiano. Quiero que sea un viaje no solo físico sino introspectivo”.
Para mi sorpresa Claude, no solo entendió la esencia nostálgica que buscaba, sino que me ayudó a estructurar el guión de una manera que respetaba el neorrealismo italiano que tanto admiro.
Con el guión ya en mano, el siguiente desafío fue el visual. Debía recrear Roma, un aeropuerto, aviones, y otros elementos. Así que le pregunté a Claude qué software me recomendaba para generar las escenas y los personajes, y finalmente me decanté por Imagine.art. Tras interactuar con la herramienta algunas horas, finalmente, las imágenes que generó capturaban perfectamente esa atmósfera felliniana que vivía buscaba en mi guión.
Para editar mi cortometraje, también acudí a Claude, quien me sugirió hacer la postproducción con la herramienta basada en IA Veed. Y la verdad fue como tener un montajista experimentado. Cada corte, cada transición, cada momento respetaba el ritmo que quería transmitir.
El resultado final fue un cortometraje de menos de dos minutos que titulé Regreso a Cinecittá. Pero más allá de mi experiencia personal, este proceso me ha llevado a una
reflexión profunda sobre el futuro del cine. ¿Qué aportes hará la IA al séptimo arte? Sin duda, los Spielberg y Fellini del mañana no serán los que sepan más de fotografía, montaje y dirección, sino aquellos que puedan establecer mejores prompts para decirle a la IA cómo ayudarlos a hacer mejores películas.
Por último, les comparto la primera película que hice con mis socios Claude, Imagine art y Veed. Cuéntenme qué les pareció:
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