Dennys Dávila tenía un don que él desconocía y fue ese don el que lo ha hecho famoso en la comunidad de venezolanos en Barcelona, España. Este caraqueño llegó a la llamada Ciudad Condal el 11 de mayo de 2009. “En ese momento Venezuela estaba muy bien, estaba pujante y había muchísimo dinero en la calle pero yo veía por dónde iban los tiros decidí venirme.”
Dennys y su esposa son licenciados en enfermería. Cuando decide migrar tenía cinco años retirado de la profesión y era propietario de una empresa de importación de línea blanca y marrón. Importaba computadoras, videos juegos, cónsolas…
--Decidí migrar porque cada día aumentaban los problemas en aduana: el papeleo, la burocracia, la corrupción… especialmente con los militares que cada vez cobraban más por dejar pasar la mercancía y el golpe final fue que me cobraron 50 mil dólares por el paso de una mercancía. En ese momento tomé la decisión.
Un hermano de Dennys había estado en Barcelona invitado por unos amigos y no se quedó. El contacto estaba hecho. Dennys anunció su decisión a su familia, se comunicó con los amigos de su hermano y chao Venezuela.
--En ese momento mi meta era darle futuro, tranquilidad, seguridad a mis hijos. Ellos tenía en ese momento nueve y diez años y estaba el innombrable con una fuerza y un poder increíble y yo pensaba: Si Fidel Castro duró más de cincuenta años en el poder en Cuba, este hombre va a durar cien. Además, había una inseguridad brutal en ese tiempo y yo estaba aterrorizado.
Barcelona es una ciudad que deslumbra por su arquitectura, sus zonas peatonales, su gastronomía, el imponente Templo Expiatorio de la Sagrada Familia y el Mediterráneo al que tanto le canta Joan Manuel Serrat.
--A los diez días de mi llegada me compré una moto y comencé a trabajar en mensajería sin conocer la ciudad, sin un sistema de GPS como los que existen actualmente. Tenía un Blackberry 9.000 que cada vez que intentaba ponerle la nueva aplicación GPS el telefonito echaba humo. Me aprendí las calles con un libraco que parecía la guía telefónica. Así estuve trabajando cuatro años.
Al año de estar en Barcelona, Dennys recibe la visita de su hermano. El mismo que no quiso quedarse. Es él quien mete a Dennys por el camino que lo ha llevado a ganarse un puesto en el mundo de la gastronomía en un patio tan difícil como Barcelona.
--Él me propuso que preparara comida venezolana, pero en el 2009, 2011 no era común ver a un venezolano por estas calles. Cuando encontrábamos a un compatriota era algo emocionante. Por eso yo le decía a mi hermano que no había mercado para comida venezolana a lo que él me respondía que en Barcelona había muchos venezolanos escondidos, agazapados.
En la familia de Dennys, él era el encargado de hacer el pan de jamón en diciembre. Ese era su fuerte que cada año mejoraba.
--Mi hermano me propuso que un fin de semana hiciera una tanda de pan de jamón que él se encargaría de venderlos. Fue una grata sorpresa. Literalmente se vendieron como pan caliente. En ese momento solo había una persona, en toda Barcelona, que hacía pan de jamón. Mi hermano hizo la publicidad y comenzó a llegar gente de Terragona, de cien y de ciento cincuenta kilómetros. La gente buscaba más un sentimiento que la comida en sí. A partir de ese momento me dediqué de lleno a preparar comida venezolana. Y eso es lo que ofrecemos en El Budare de Denny's. Nos dedicamos al Catering para todo tipo de celebración. Para el 2023 ya tenemos compromiso con cinco bodas… participamos en ferias gastronómicas con nuestras banderas que son los tequeños, las arepas y el pan de jamón que ya no es exclusivo de Navidad.
El pan de jamón fue la punta de lanza para Dannys Dávila. Basta ver su cuenta en Instagram,
con más de 4 mil seguidores para saber la variedad de ofertas, desde parrilladas hasta paseos en lancha o paseo por la nieve.
--Por lo visto, tu no regresas…
--…(hay un silencio de varios segundo, ¿se habrá caído la llamada?) desde el día que salí de Venezuela me despedí con la mayor tristeza del mundo porque sabía que no regresaría. A Dios gracias tengo mis hijos aquí… y creo que no tendré la dicha de ver una Venezuela renaciente como debe ser y mis hijos están bastante arraigados aquí. Mi hijo tuvo hace poco su segundo bebé y mi hija tiene su pareja aquí. Ya ellos no sienten ese apego como lo podemos sentir mi mujer y yo. Para nosotros ha sido como divorciarse estando enamorado. Fuimos de visita en el 2017 y sentimos una profunda tristeza por lo que encontramos… son muchos los que no regresarán.
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