Faltan cuatro semanas para la elección del 28 de julio. Impulsada por el gran éxito de la primaria en octubre del año pasado, la expectativa en torno a esa fecha ha crecido de forma sostenida desde el último trimestre de 2023. Hacia mediados del año pasado, la cifra de interesados en sufragar en los comicios previstos para 2024 apenas llegaba a 50% del
total de los electores. Ahora, el número se acerca a 70%, con tendencia a aumentar. Para el día de la consulta, entre 75% y 80% podría acudir a votar. La persistente y costosa estrategia del régimen de fomentar la abstención entre los opositores no le funcionó. La gente se ha dado cuenta de que mientras más alta sea la población que acuda a las urnas, mayor será el margen con el cual triunfe Edmundo González, el candidato de la Plataforma Unitaria Democrática, quien ha formado un excepcional tándem con María Corina Machado. Los ciudadanos que aspiran que el país cambie han cobrado conciencia de la importancia de
un triunfo categórico, incontrovertible, para minimizar la posibilidad de que el régimen cometa un fraude o desconozca los resultados.
Hasta ahora no se sabe cuál fue el nivel real de participación ciudadana en el simulacro de votación efectuado el domingo 30 de junio, organizado por el CNE y rodeado de puntos rojos, disimulados de azul con el fin de intentar confundir. Sin embargo, algunas de las lecciones más importantes que quedan de ese evento son las siguientes: el proceso
de votación es muy sencillo y rápido, y los electores dispuestos a votar por Edmundo González deben estar atentos porque en el tarjetón la primera fila aparece cubierta con la cara de Nicolás Maduro, mientras que el rostro del Edmundo González quedó rodeado por las caras de Maduro y de algunos alacranes.
El CNE no tendrá excusas para no informar en las primeras horas de la noche del 28J al país y al mundo entero, que ese día estará pendiente de lo que ocurra en Venezuela, acerca de los resultados de la consulta. Cualquier retraso tendrá que encender todas las alarmas
nacionales e internacionales, pues en los mentideros oficialistas podría estarse planificando una maniobra para ignorar el mandato popular.
El simulacro de votación, además, fue otro paso dado por el Gobierno con el fin de evidenciar que la cita del 28J se realizará con todos los candidatos aceptados por el CNE hace casi tres meses. En este grupo está incluido Edmundo González. Resulta importante subrayar este dato porque han sido persistentes los rumores acerca de una eventual inhabilitación o bloqueo de la tarjeta electoral de la MUD, la organización que postuló a Edmundo González y a la cual se adhirieron Un Nuevo Tiempo (UNT) y Movimiento Por Venezuela (MPV). De ocurrir ese exabrupto, por una decisión arbitraria del TSJ, González
quedaría fuera de la contienda.
El propio candidato de la PUD ha advertido de esa posibilidad. Considero que, aunque esa desmesura podría darse –a pesar de que estemos en la fase final del proceso- la probabilidad real de que ello suceda es remota. De adoptarse una decisión tan arbitraria como esa, el costo político y económico que pagaría el Gobierno sería altísimo. El desprestigio internacional de Maduro, desesperado por lograr algún grado de legitimidad internacional, aumentaría hasta la estratosfera. Las supuestas negociaciones entre Estados Unidos y Venezuela para retomar los acuerdos de Doha –de las cuales Maduro tanto ha alardeado- se romperían inmediatamente y en micropartículas.
El régimen durante las semanas que faltan hasta el 28J lanzará numerosas provocaciones: amenazará a dirigentes, encarcelará activistas, hablará de magnicidios, acusará a los opositores de tramar planes terroristas. Pasará de una acusación a otra sin que sus denuncias
tengan ningún soporte o lógica, por elemental que esta sea.
La campaña de Maduro no posee perfil propio. Carece de una consigna impactante y de objetivos claros que unifiquen a sus seguidores. El candidato a la segunda relección luce desgastado por décadas de ejercicio incompetente del poder. En vez de hablar de los
beneficios del pasado, se refiere a planes estrambóticos para el futuro. Sus proyectos son tan extravagantes que no logran magnetizar ni siquiera a sus seguidores más incondicionales. Solo puede echar mano de la represión y la intimidación.
Venezuela se encuentra en la dulce espera, al igual que las primerizas durante el último mes del embarazo. Para asegurar que el alumbramiento llegue a feliz término hay que organizarse, votar y defender el voto.
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