Casi nunca en mis artículos de opinión hago ejercicio del género de la crítica en relación a películas o libros. Hice una excepción cuando se cumplieron 50 años de la cinta El Padrino y en esta ocasión haré otra. Intentaré ahora un análisis sobre la obra "Historia Contemporánea de Venezuela, desde el General José Antonio Páez al comandante Hugo Chávez" del historiador y dirigente político Antonio Ecarri Bolívar.
Es un libro ambicioso, en tanto se atreve a analizar un período tan extenso, prácticamente la totalidad de la historia republicana de Venezuela. No quiero hacer un spolier o un destripe sobre esta obra, a pesar que obviamente se trata de un trabajo de historia y no de un relato de ficción. Pero, luego de leer sus páginas, sí quiero llegar a una conclusión de mi estricta cosecha: Este es un libro que abarca desde el inicio de la República hasta la antesala de perderla.
Además, es ambicioso, ya que se asoma a la vida histórica venezolano poniendo ante el lector las herramientas para entenderla y a partir de allí, tratar de que tomemos conciencia de la necesidad de cambiar nuestro futuro. A mi juicio, ya que no soy historicista y me inclinó a sumarme a las teorías del filósofo Karl Popper respecto a esta materia, la historia no sirve para conocer el futuro, pero la historia sí sirve para no repetirla.
Como dije al inicio, no soy aficionado ni a la crítica cinematográfica ni de libros, por respeto al oficio, sin embargo, en este trabajo, Ecarri se tomas sus licencias traviesas, y luego de narrar con mucha fidelidad los hechos históricos, sí se aproxima a un universo alternativo, como en las películas de Quentin Tarantino o relatos de política ficción, para sugerirnos lo que pudo haber sido y no fue en la historia venezolana, tanto para bien o para mal. De allí que particularmente me llamó la atención que especulara sobre si el “taita” José Tomás Boves y el “catire” Páez, figuras absolutamente contemporáneas en su tiempo histórico, hubieran sumado fuerzas contra los patriotas.
Asoma aquí el autor los elementos para la posibilidad de una reflexión: el triunfo de una causa no depende sólo de su justeza o superioridad moral, sino del calado popular que eventualmente le imprimen sus líderes. Por eso la historia venezolana y del mundo está llena de demagogos poderosos que seducen en determinadas circunstancias a los pueblos y pueden torcer el destino de las sociedades hacia derroteros inconfesables influidos por malas ideas.
El libro resiste seguramente la opinión de los más agudos críticos de la historiografía, ya que se trata de un académico de la historia debidamente acreditado quien lo escribe. Resiste lo que los metodólogos de la disciplina llaman la crítica interna y externa, es decir, la fidelidad y
autenticidad de sus fuentes. Sin embargo, para hacerlo entretenido está redactado de una forma tal que es de fácil lectura para los que no saben de historia y se me ocurre, de difícil lectura para los que sí saben. Es un poco como lo que dice el venezolano Ludovico Silva en su libro “El estilo literario de Marx”, que le da crédito a la prosa con la cual se escriben obras de relieve para que la palabra escrita desarrolle todo su potencial.
Realmente deseo que estas líneas puedan persuadir a las personas que las lean a adquirir la obra y leerla. Umberto Eco decía que en la vida adquirimos muchos libros que no siempre leemos, lo cual no tenía nada de malo, pero este libro realmente recomiendo su inmediata lectura. Sobre todo, a la luz de la conflictuada Venezuela que tenemos por delante.
Desde luego, antes de terminar esta reseña me voy a referir al núcleo central de este libro. Se trata de una severa crítica a la idea del Cesarismo Democrático desde luego al militarismo, ambos asuntos de inmensa pertinencia dado los tiempos que corren en nuestro país.
Es una crítica a esa obra de Vallenilla, no en tanto reflexión sociológica, ya que la misma tiene, a juicio del autor y también mío, aportes importantes para la ciencia social, sino como forma de ideología o de justificación de un orden de cosas. El viejo, pero siempre atractivo encanto del “caudillo fuerte”, una realidad que hizo que los venezolanos pasáramos de ir detrás de un hombre a caballo en el siglo XIX, a ir detrás de un hombre encaramado en un tanque de guerra a finales del siglo XX. Un atavismo que explica lo poderosas que pueden ser ciertas tradiciones cuando se prolongan en el tiempo y que la llamada república civil
venezolana, sólo fue un breve instante en comparación al predominio político de la figura del profeta armado.
En cuanto al militarismo, Ecarri se asoma al tema sin prejuicio, entendiendo las profundas raíces que el fenómeno tiene en la sociedad venezolana, claro siempre desde una perspectiva civilista y republicana, en donde el poder de las armas debe estar sujeto al gobierno civil.
Inclusive habla de pretorianismo, la expresión más virulenta de la hegemonía miliar al frente del Estado y que estuvo presente en Venezuela durante la década de los 50 en el siglo pasado. Este asunto también ha ganado terreno en el debate internacional. Un estudio del año 2018 titulado El fin del Siglo Democrático publicado en la prestigiosa revista Foreing Affairs y realizado por investigadores de las universidades de Harvard y Yale da cuenta que, según estudios hechos por los propios autores, sólo 33% de los menores de 35 años en EE.UU considera al sistema democrático como un valor importante y que en Francia, Italia, Alemania, España y otros países europeos, las preferencias hacía un gobierno militar se han triplicado entre las personas de todas las edades.
El libro fue escrito en Madrid, en el año 2023. Su autor lo está presentando en distintas ciudades de Venezuela y dadas las características del tópico que aborda, demuestra
un inmenso coraje cívico.
En un país moderno, como el que Dios mediante tendremos en un futuro, esperemos cercano, esta obra creo yo podría convertirse en un libro de texto en nuestro sistema de enseñanza básica. Y no es algo iluso pensar esto. Me remito a una anécdota personal; en 1957, en la ciudad de México, se reunían varios exiliados venezolanos entre ellos mi padre, Pedro Elías Hernández Figueredo, con el historiador y docente José Manuel Siso Martínez, en
ese encuentro brindaron por el futuro del país en libertad y porque en esa Venezuela libre, los trabajos de historia de Siso Martínez se convirtieran en material de texto para los niños y jóvenes. El deseo se cumplió. A veces lo que luce políticamente imposible puede ser políticamente inevitable.