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Foto del escritorLeandro Rodríguez Linárez

El fenómeno Onapre


(Foto: Pixabay)

Sí bien es cierto, la Oficina Nacional de Presupuesto (ONAPRE) es un ente dependiente del ministerio de Finanzas, quien a su vez depende del ejecutivo nacional, no se debe olvidar, que ningún organismo público mueve un dedo sin órdenes de Miraflores, incluso, alcaldes y gobernadores se doblegan ante la Presidencia de la República, cediendo sumisamente sus autonomías constitucionales, no cambian un bombillo sin antes declamar la primitiva frase “Siguiendo instrucciones del presidente constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro Moros…”.


Aunado a la debacle del sistema electoral venezolano, totalmente psuvizado, el chavismo nos ha hecho perder lo que, sin lugar a duda, había podido considerarse el mayor avance político de la nación, nos referimos a la descentralización. De facto, es el gobierno central con su absolutismo desinstitucionalizado quien impone alcaldes y gobernadores (todos los cargos de elección popular), es quien les ordena qué hacer, supeditando al país a los intereses de la élite del Psuv.


Ahora bien, lo que acontece con la Onapre va mucho más allá de una simple exigencia de un pago, detrás de esa protesta se encuentra en juego el poder de la sociedad civil de ejercer presión de calle para obligar al régimen a ceder. El chavismo lo sabe, por eso evalúa hasta el mínimo detalle lo que hará al respecto.


Si el régimen se doblega puede abrir una brecha para que todos los sectores del país hagan lo propio, “embochinchando” al país, por demás, con sobrada razón. Es consabido que el único temor certero del chavismo es a la protesta de los ciudadanos, pues ha sido la única acción que ha hecho tambalear al castrismo venezolano, incluso en 2002 logró derrocar a Chávez.


La Onapre no es más que la punta del iceberg, todos los sectores y rubros del país han sido afectados por la imposición de leyes y esquemas totalmente ajenos a nuestra venezolanidad, incluso, la conducción de la economía nacional es absolutamente inversa a lo que el país requiere, la sociedad ha sido partidizada y militarizada en contra de la voluntad de los habitantes de esta desnaturalizada nación.


Detrás de toda la imposición del proyecto del expresidente Chávez subyace la intención de doblegar a los venezolanos a través de sus necesidades sentidas, sin importar sean de a pie o grandes empresarios. El mismo expresidente, y las figuras más representativas del régimen, lo han vociferado hasta el hastío, “quien quiera dólares, tendrá dolores” pues en este país intencionalmente llevado a la improductividad, a la petróleodependencia, la forma de evitar la independencia de los ciudadanos es constriñendo sus derechos, sus libertades, sus recursos.

Jugando con el hambre que crea, es muy probable que el chavismo intente tranquilizar a los martirizados educadores con tácticas paliativas, sin ofrecer soluciones definitivas y, lo más importante, sin que luzca derrotado.


Por ejemplo, en lo económico, el país está a una sola decisión de enrumbarse económicamente, permitiendo el financiamiento bancario al sector privado eliminando el exacerbado anclaje legal, pero la cúpula del Psuv no lo permitirá, al menos no como se debe, por temor al surgimiento de nuevos liderazgos, por pavor a la independencia de ese vital sector. Por tal motivo, la burbuja económica que hoy existe está basada en el privilegio de sus aliados internacionales y neoélites criollas que pagan 8 mil dólares para asistir a conciertos de reguetón.


La Onapre es un simbolismo, va mucho más allá de un bono, de un sector, es la esencia de un régimen absolutamente ajeno a todos los venezolanos. Es la forma como el chavismo retiene el poder de cualquier hecho social que pueda generar grandes cambios.




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