29 May 2012
Hay quien dice que Henrique Capriles es de esos personajes con cara de pendejo bien administrada. Nunca olvido cuando llegué al Congreso por primera vez, me tocó sentarme al lado de Oswaldo Alvarez Paz. En una ocasión, le pregunté: - ¿Quién es ese que está sentado allá que tiene cara de bolsa? Oswaldo, me respondió en su acento maracucho: - Mirá Vladimir, aquí no hay bolsas, en los partidos militan millones, de los cuales cientos de miles quieren llegar donde tu estás, miles se postulan y solamente llegamos unos 200… Aquí no hay ningún pendejo… Y me explicó quién era el personaje, que sin duda no tiene nada de tonto.
Capriles llega al Congreso en 1999, inmediatamente a la Presidencia de la Cámara de Diputados. Conozco cientos de parlamentarios que han aspirado a presidir el parlamento y la Asamblea Nacional, sólo unos pocos lo han logrado. Luego, Henrique, se postuló para la Alcaldía de Baruta, mucho más importante que la de Chacao, ganó y fue relecto. Más tarde, a la gobernación de Miranda y derrota al todopoderoso Diosdado Cabello a pesar de inmensos los recursos que tuvo a su alcance. Ahora, hace unos meses supera a los líderes de la oposición, primero cuando renuncian a su aspiración el propio Oswaldo Álvarez Paz y Eduardo Fernández de Copei, a Henry Ramos Allup de AD, quien no se postula para dar paso a Pabló Pérez de Un Nuevo Tiempo, a Leopoldo López quien declina su candidatura a favor de Capriles, a María Corina Machado y a Diego Arria.
Todos ellos apoyan su candidatura. Todos, repito, todos los partidos y organizaciones políticas, movimientos de ciudadanos, de la sociedad civil, de militares retirados, del país que no está con el chavismo, lo respalda. Su liderazgo cala. Su mensaje amigable, unitario, de conciliación, tolerancia y de paz social es como la llovizna que no moja pero empapa… y todavía por ahí, en los medios neocomunistas, hay verdaderos pendejos que dicen que Capriles es un pendejo. ¡Qué bolas!
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