Al cumplirse en 2024 una década del fallecimiento de Gabriel García Márquez, se presentó en el Teatro Nacional de Caracas la obra El Coronel no tiene quien le escriba, inspirada en la novela corta del mismo nombre, publicada en 1961 por el escritor colombiano (seis años antes de 100 años de Soledad 1967, su obra cumbre) y llevada a escena originalmente en 1989 por el fallecido director Carlos Giménez y el grupo Rajatabla.
Esta adaptación fue un éxito artístico memorable 35 años atrás, calificado en su momento como “un montaje que partió en dos la historia del teatro latinoamericano, con su mensaje de esperanza, fe y dignidad”. The New York Times puntualizó que se trataba de “una dramática adaptación en la que los ritmos y las formas de la prosa del autor están iluminadas con precisión y economía.”
Carlos Scoffio, director de Image Producciones, empresa que hizo realidad la nueva puesta de este proyecto en Caracas, en coproducción con Rajatabla, afrontó un reto tan comprometido como riesgoso, al asumir la dirección de esta pieza, que permaneció en escena desde el 13 de septiembre hasta el 6 de octubre. Destacó entonces que para hacerlo se apoyó “en dos elementos fundamentales: la fidelidad y el respeto al libreto teatral creado y legado por Carlos Giménez, así como el aporte de un sólido equipo actoral, encabezado por Djamil Jassir y Francis Rueda”.
De este desafío vale decir que salió más que airoso, pues hizo de El Coronel no tiene quien le escriba un cautivante y oportuno homenaje a un montaje legendario, que en cada detalle de la atrapante puesta en escena de Scoffio enalteció con su poderoso buen hacer la mágica esencia de una historia que es acabada expresión de la mítica genialidad de un autor y un director, a los que rindió justo tributo con devoto respeto.
Otro valor agregado es que fue presentada en el Teatro Nacional en su reinauguración, luego de ser remozada la estructura del histórico escenario.
Al tan feliz rescate del teatro de la caraqueña esquina de Cipreses, Carlos Scoffio llevó a cabo, apenas mes y medio después, su siguiente proyecto, esta vez en otra venerable sala, muy cercana e igual y sorprendentemente subutilizada en los últimos años: el Teatro Municipal. Allí escenificó, del 22 al 24 de noviembre, la tercera edición de la Ópera Gala Caracas, que ya ha situado como una tradición en su rol de productor, por la aceptación que ha tenido por parte del público amante de este género.
Una de las particularidades de esta Ópera Gala es que en cada edición aborda un tema diferente. Así lo hizo cuando debutó hace varios años en el Teatro Chacao y en 2023 en el Centro de Acción Social por la música, sede del Sistema Nacional de Orquestas. La tercera, en el Teatro Municipal, estuvo dedicada a Giacomo Puccini, con ocasión del centenario de su nacimiento.
Estuvo dividida en tres actos, dedicados cada uno de ellos a recrear una escena de tres de sus obras icónicas: La Bohéme, Madama Butterfly y Tosca y las situó en un contexto histórico enmarcado a principios de 1940, como adecuado hilo conductor. A través de llamativas escenografías, atractivos vestuarios y una atrayente ambientación, 7 cantantes líricos, 85 coristas del Orfeón Libertador y una orquesta de 94 músicos de la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas, dirigida por Daniel Gil, le dieron fuerza y vigor a este montaje.
Este espectáculo sirvió de preámbulo para que el Teatro Municipal de Caracas vuelva por sus fueros durante todo este año 2025, al activarse el convenio firmado por la Orquesta Municipal de Caracas e Image Producciones para mantener vigente las temporadas de ópera en este simbólico recinto cultural.
“Esperamos hacer títulos completos”, recalca Carlos Scoffio con entusiasmo sobre este nuevo reto del cual espera, como ha sido su tónica habitual, salir más que airoso.