Establecer un destino
Es común preguntarnos: ¿hacia dónde nos dirigimos?, ¿cómo podemos mantener el control y navegar hacia el destino deseado? Garantizar un puerto seguro de llegada y tener una visión clara de nuestras metas son aspectos fundamentales para vivir una vida plena y satisfactoria. Aunque situaciones nos pueden hacer cambiar en el tiempo debemos considerar el significado de tener un propósito en la vida.
La psicología del desarrollo —una rama de la psicología que se enfoca en estudiar cómo y por qué las personas cambian a lo largo de sus vidas— busca entender cómo se desarrollan los individuos desde la infancia hasta la adultez y la vejez, cubriendo aspectos como el desarrollo cognitivo, emocional, social, y físico, ha enfatizado la importancia de tener metas, ambiciones y un sentido de dirección en nuestra existencia. Los expertos del desarrollo de las personas estudian una amplia variedad de temas, incluyendo el desarrollo cognitivo que examina cómo crecen y cambian nuestras habilidades mentales, como el pensamiento, la memoria, la resolución de problemas, y el lenguaje, el desarrollo emocional y social que se ocupa de cómo las personas aprenden a manejar sus emociones, desarrollar su identidad, y establecer relaciones con los demás, y el desarrollo físico que observa los cambios en la biología y la fisiología del cuerpo humano a lo largo de la vida. También analiza las Influencias genéticas y ambientales investigando cómo la interacción entre la genética y el ambiente influye en el desarrollo.
¿Qué implica tener un destino?
Este “destino” no es necesariamente un punto físico o un logro concreto, sino más bien un estado de vida que deseamos alcanzar. Este podría ser la serenidad, la plenitud, el éxito profesional o la estabilidad emocional, entre otros objetivos. Establecerlo nos ofrece una serie de ventajas. En primer lugar, provee un sentido de propósito, que es vital para nuestra salud mental y nuestro bienestar. Investigaciones han demostrado que las personas que tienen un propósito en la vida tienen menos probabilidades de sufrir de depresión y ansiedad, y más probabilidades de sentirse satisfechas y felices.
Steger, M. F., Frazier, P., Oishi, S. y Kaler, M. (2006), encontraron en un estudio que tener un sentido de propósito en la vida se correlaciona con mejor bienestar psicológico y menor angustia mental. Ryff, C. D. (1989), en “Happiness is everything, or is it? analizó que la autotrascendencia, que incluye tener un propósito en la vida, está fuertemente vinculada a la felicidad y satisfacción con la vida.
Kim, E. S., Sun, J. K., Park, N. y Peterson, C. (2013), concluyeron que tener un propósito en la vida se correlaciona con un menor riesgo de infarto de miocardio y, en general, de enfermedad cardiovascular, lo que sugiere que también tiene beneficios para la salud física. Igualmente, Lampinen, P., Heikkinen, R. L., Kauppinen, M., & Heikkinen, E. (2006), determinaron que mantener una vida activa y con propósito se asocia con una mejor salud mental en la vejez.
El puerto seguro de ida y venida
Además, tener un destino nos proporciona un marco para tomar decisiones, ya que podemos evaluar nuestras opciones en función de si nos acercan o alejan de nuestras metas. Pero ¿cómo podemos asegurarnos de tener un puerto seguro de llegada? Este concepto se refiere a la seguridad y confianza de que, independientemente de los desafíos y tempestades que enfrentemos en nuestra travesía, siempre es conveniente tener un lugar seguro y estable al cual ir o regresar. En términos psicológicos, este puerto seguro puede ser un estado mental de equilibrio y paz, una red sólida de apoyo social, o un conjunto de habilidades y recursos internos que nos permiten manejar el estrés y la adversidad. Para lograr nuestro puerto seguro, debemos invertir en nuestra salud mental y emocional, fomentar relaciones sanas y positivas, y desarrollar resiliencia. Las estrategias de afrontamiento efectivas —que son técnicas o métodos que las personas utilizan para manejar el estrés y las emociones difíciles—ayudan a las personas a adaptarse a situaciones preocupantes, minimizar sus impactos negativos en la salud física y mental, a promover el bienestar general, y a coadyuvar a construir este puerto seguro. Asimismo, el apoyo social es vital para lograr nuestros objetivos, por lo que es necesario fomentar relaciones sólidas más allá de los seres queridos y familiares.
Tener un destino claro y asegurarnos de tener un puerto seguro de llegada son claves para mantener el control de nuestras vidas. Para esto es preciso definir nuestras metas y desarrollar las habilidades y recursos requeridos para enfrentar los desafíos, entendiendo que estamos dirigiéndonos hacia un futuro mejor aunque tengamos un lugar seguro al cual volver.
Fijar objetivos
El establecimiento de objetivos y la organización para lograrlos juegan roles fundamentales en el control de nuestras vidas, permitiéndonos dar dirección y sentido a nuestra existencia. Este es un proceso decisivo. Los objetivos, además de proporcionarnos parte del destino a alcanzar, establecen un camino claro para llegar allí. La definición de metas ayuda a la toma de decisiones, ya que nos permite evaluar nuestras opciones en función de si nos acercan o alejan de ellas. De esta forma, los objetivos promueven la motivación para lograrlo. Estos deben ser específicos, medibles, alcanzables, relevantes y programados con un tiempo determinado para ser efectivos. Este concepto es una idea que ha evolucionado con el tiempo y que se ha utilizado en diversos campos, tanto a nivel personal como en la gestión de empresas.
La idea de objetivos comenzó a aparecer por primera vez en la literatura de gestión en las décadas 50 y 60. En 1981 George T. Doran, definió un conjunto de criterios para establecer objetivos efectivos. (Doran, G. T. 1981., 70 11, 35-36). Los calificó como Específico, Medible, Asignable, Realista y con un Tiempo-límite. Y advirtió que establecer metas que sean demasiado vagas, inalcanzables o irrelevantes, y sin prever el tiempo para cumplirlas, puede llevar a la frustración y a la pérdida de motivación.
Organizar y planificar nuestras vidas nos ayuda a administrar mejor nuestro tiempo y recursos, lo que a su vez puede reducir el estrés y aumentar nuestra productividad. La planificación nos permite anticipar los desafíos, prepararnos para ellos y tener una mayor dirección sobre nuestras vidas. Además, al planear las actividades en función de las metas podemos sentir de estamos invirtiendo nuestro tiempo y energía de manera más efectiva para avanzar hacia nuestro destino.
Resiliencia y Afrontamiento
La relación entre el propósito de vida y la resiliencia es especialmente relevante en el campo de la psicología del desarrollo. La resiliencia, la capacidad de recuperarse de las adversidades, está notablemente influenciada por la presencia de un propósito de vida. Los individuos con un sentido claro del propósito primario suelen mostrar una mayor capacidad para afrontar los problemas y superar desafíos. Esto se debe a que un propósito proporciona una razón para perseverar a pesar de las dificultades, fomentando una actitud de crecimiento y aprendizaje continuo.
Calidad de Vida y Satisfacción
Tener un destino de vida está estrechamente ligado a la satisfacción general. Un propósito claro puede aumentar la motivación personal y la energía, lo que lleva a una mayor dedicación en las actividades diarias y, en última instancia, a una mayor satisfacción personal y profesional. Las personas que sienten que sus acciones tienen un significado más allá de sí mismas suelen reportar niveles más altos de felicidad y satisfacción.
Implicaciones Sociales y Profesionales
En un plano más amplio, un propósito de vida bien definido no solo beneficia a la persona, sino también a su familia, comunidad y entorno profesional. Desde un punto de vista social, las personas con un fuerte sentido de propósito a menudo contribuyen de manera más efectiva y significativa a su comunidad y aumentan la cohesión social de sus participantes. En el entorno laboral, quienes tienen un propósito claro suelen ser más productivos, comprometidos y poseen una mayor lealtad hacia sus empleadores.
Como psicólogos, es concluyente incentivar y facilitar la exploración de propósitos de las personas ayudándoles a descubrir y cultivar sus pasiones y metas. En última instancia, un propósito de vida bien articulado y sostenido es una fuente invaluable de fuerza y dirección en el viaje humano.
El propósito de vida en el mundo empresarial
En una investigación del Centro de Liderazgo Sanger de la Universidad de Michigan se concluyó que los empleados que sienten que su trabajo tiene un propósito significativo están más comprometidos e identificados en sus roles. La investigación sugiere que cuando los empleados comprenden cómo su trabajo contribuye al bienestar general, o al éxito de la organización, están más motivados para trabajar eficientemente y vinculados con la empresa donde prestan sus servicios.
Gallup en extensas investigaciones sobre el compromiso en el lugar de trabajo ha encontrado que los trabajadores que sienten que su trabajo es importante son más propensos a estar involucrados en sus tareas, lo que lleva a mayores niveles de productividad y menor rotación de personal. Sus hallazgos resaltan que el sentido del propósito puede ser un motor eficaz para el compromiso y la lealtad en el ambiente laboral.
Otro estudio investigó cómo el compromiso laboral y los factores organizacionales mejoran la productividad y el rendimiento de los empleados en instituciones de educación superior. Se determinó que factores como el apoyo de la gestión y un buen ambiente de trabajo son vitales para mejorar el compromiso y la productividad de los empleados. (Sociedades MDPI).
Un estudio colaborativo entre Imperative y LinkedIn sobre la fuerza laboral con propósito muestra que los empleados que tienen un propósito claro son más productivos y una mayor probabilidad de ocupar roles de liderazgo. Además, estos tienden a permanecer más tiempo en sus empresas.
Estos estudios e investigaciones concluyen que un sentido claro del propósito en el trabajo no solo mejora la moral individual, sino que también contribuye significativamente a los resultados generales de la empresa, incluyendo la retención de empleados, la productividad y el compromiso.
Por último pensemos algo: De las 24 horas del día dormimos 8, nos quedan 8 para trabajar y 8 para nuestra vida personal y familiar. Esto nos indica que durante un tercio de nuestra vida de lunes a viernes, no estamos presentes en ella, estamos durmiendo inconscientes. Por lo que nuestra vida real es de 16 horas “despiertos” al día. Estamos en nuestro entorno personal y lo compartimos con nuestros seres queridos — dentro del propósito de vida de ser felices— 8 horas diarias. Las otras 8 horas de nuestra vida, la laboral, hagamos lo mismo, procuremos ser también felices y positivos en el ambiente de trabajo y con todos nuestros compañeros en todos los niveles.
A la par recuerda la importancia de tener también un propósito claro en el trabajo, no solo para el bienestar propio, sino también para el beneficio de la organización en su conjunto, lo que generalmente será también el tuyo.
María Mercedes y Vladimir Gessen, Psicólogos.
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