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Foto del escritorReinaldo J. Aguilera

Faltan cinco pa' las 12:00, el año va a terminar


Más de 8 millones de venezolanos recibirán el 2025 lejos de sus seres queridos. Será un abrazo a distancia. Foto: Pixabay

Hace casi un año atrás escribí un artículo en referencia a lo que venía en el 2024, que ya finaliza. Un tiempo terrible para muchos. Para otros, lleno de éxitos y logros alcanzados. Definitivamente, todo depende del cristal con que se mire. Lo cierto es que ya se acerca el final del 2024 y el próximo año está a la vuelta de la esquina y trae, sin duda alguna, muchos

retos. El principal, en la cabeza de millones, es lo que pasará llegado el 10 de enero. La expectativa aumenta luego del vulgar arrebato a la soberanía popular que efectúa día a día la revolución Chavista.


La magnitud de la crisis que se vive y se siente a diario obliga a miles de personas a tomar diferentes decisiones. Unos siguen emigrando, otros aguantando con $ 30 o $ 40 semanales. Venezuela es un país en el que 90%, tal vez más, sobrevive.


En 2025 habrá cambios significativos sin lugar a dudas en la geopolítica internacional. Cambios que repercutirán en nuestro país. Por una parte, luego de las elecciones en Estados Unidos y Donald Trump como Presidente, surge la esperanza de que no se quede en palabras como en su anterior administración. Ojala no se enfoque con una la doble moral en intentar frenar al régimen de Maduro y por otra parte negociar y flexibilizar las sanciones.


En nuestra Venezuela hay mucha fe y esperanza en que habrá cambios. Pero solamente con eso no se logra. Tiene que ocurrir un verdadero giro. Incluso en materia internacional. A la fecha muchos gobiernos reconocen al Embajador Edmundo González Urrutia como el presidente electo, pero eso aun no es suficiente.


Menciono la presión internacional debido a que, aun con todo lo que ha sucedido políticamente hablando, la oposición venezolana sigue sin rumbo concreto. Los partidos políticos, otrora poderosos y con seguidores a granel, hoy lucen secos y sin horizonte. Muy peligroso observar cómo varios dirigentes instan a reconocer a Maduro sin importar lo ocurrido el 28 de julio. Es algo difícil de entender.


Las esperanzas siguen cifradas en María Corina Machado, en la clandestinidad por el momento para su resguardo. Pero vuelvo y repito: todo depende de lo que suceda a partir del próximo 10 de enero.


Por experiencia propia, una de las causas de tantos fallos y errores dentro de la oposición venezolana y sus partidos políticos, está el hecho de que muchas de las cabezas de esas organizaciones no se dejan ayudar por quienes saben y son expertos en los diferentes ámbitos, empezando por el electoral. No delegan y solo una cúpula decide y define.


Los indicadores que de por si son alarmantes, reflejan que el modelo Chavista desmontó todo lo que había, para fundar nuevos parámetros sin obtener éxito sostenible. Ellos han fracasado prácticamente en todo y no existe capacidad de respuesta por parte del oficialismo ni de gran parte de la oposición, desarticulada como está en este momento.


Aunque se trate de ocultar, hay una hiperinflación asfixiante. El aumento de la pobreza, los más de 8 millones de venezolanos que han tenido que huir del país convirtiéndose en la mayor crisis migratoria del mundo a la cual no se le da la publicidad necesaria por cierto. La escasez de combustible en el país con las mayores reservas petroleras del planeta. La crisis

eléctrica que empeora día a día sin que se vea una solución a mediano plazo. El desmantelamiento del sistema de salud pública. El deterioro total del sistema educativo infiltrado por consignas políticas y muchos otros etcéteras que hacen del pueblo venezolano una especie de supervivientes al mejor estilo de un documental de National Geographic.


Lo cierto es que el robo flagrante de Maduro marca un nuevo y oscuro capítulo en Venezuela. Podría decirse que hasta el 28 de julio en el país había un régimen autoritario con un velo muy delgado de democracia. Se celebraban periódicamente elecciones no libres e injustas, pero ahora que Maduro sabe que carece del apoyo popular para ganar, incluso en un campo de juego inclinado, está desechando la fachada y adoptando un totalitarismo ya sin vergüenza alguna, superando incluso sus medidas represivas anteriores, adoptando nuevas como sucedió con la detención de los menores durante los eventos post electorales.


Toca por el momento, sobre todo a quienes estamos lejos por diferentes razones, llenarnos de esperanzas. Aprovecho estas últimas líneas para enviar un gran abrazo de agradecimiento a quienes me apoyan divulgando los artículos. Todos ellos saben quiénes son. Mis mejores deseos para ustedes y sus familias. Que la Virgen del Valle los cuide siempre.


Me despido por el momento recordando nuestras Navidades lejos de los que quiero pero con la ilusión de reencontrarnos, con un simple:


¡Faltan cinco pa' las 12:00, el año va a terminar, me voy corriendo a mi casa a abrazar a mi mamá!


Así de simple y sencillo!!!!


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