
“Lo mío es un cuento de hadas”, exclama Floria Márquez al hablar de su trayectoria artística. Y no le falta razón. Se casó a los 18 años, era un ama de casa y a los dos años tuvo la primera de sus dos hijas. “Por mi mente no me pasaba ser artista, ni cantar, ni nada de eso. A mi marido no le gustaba”, confiesa risueña recordando aquellos tiempos. Todo cambió el 12 de febrero de 1987, el día siguiente de su cumpleaños, cuando un grupo de amigas la agasajó en el restaurant El Parque, uno de los más famosos de la época.
“Acababa de quedarme viuda de un segundo matrimonio. Entre las dos uniones pasé 20 años casada”. En el restaurant había una hora de aficionados, y sus amigas, como sabían que le gustaba cantar, la animaron para que lo hiciera. Después de escucharla, Enrique Siso y Ligia Feo, los propietarios del lugar, le ofrecieron quedarse como relacionista pública y cantante. Corrió el “boca a boca” sobre su buen hacer y los periodistas Abelardo Raidi, Omar Lares y Junio Pérez Blasini se convirtieron en sus fervientes admiradores y nunca dejaban de escribir sobre ella.
“Allí arrancó mi carrera. Empecé a tener un público entusiasta. Nunca fui de éxitos disqueros. Estructuré mi repertorio con las peticiones de ese público. Un día Rosalía Romero, la hermana de Aldemaro, me llevó un bolero titulado Hoy es viernes, lo primero que hice de la compositora cubana Concha Valdés, quien un día fue a verme y a partir de allí comenzó a mandarme su material y establecimos una sólida amistad”.
En El Parque estuvo tres fructíferos años, luego de los cuales ya era una artista consagrada, que actuaba en templos de la noche caraqueña como Xenón y Le Parnasse. “Allí conocí a Pedro López, empezó el romance y se convirtió en mi productor y pianista”. Floria se reveló como una gran show woman. “El hecho de que Pedro haya entrado en mi vida ha sido sumamente importante, porque ha sabido por donde llevar lo que yo era artísticamente. Lo mío es un cuento de hadas”.
Tanto lo fue, que las presentaciones internacionales no se hicieron esperar, como la que realizó el 15 de mayo de 1994, en el cabaret Tropigala de Miami Beach, amadrinada nada menos que por Concha Valdés. Vale decir que pudo hacer aquella gira, por el decidido apoyo financiero de un grupo de empresarios admiradores y una línea aérea que espontáneamente la financiaron.
38 años después de aquel debut en El Parque, ha puesto de manifiesto que conserva su público de entusiastas seguidores. Lo comprobamos hace un par de semanas, en el concierto que ofreció en el Centro Cultural de Arte Moderno, con un repertorio de las canciones más famosas que ha interpretado de Concha Valdés, “la compositora más atrevida del bolero contemporáneo”, como se le reconoce. Recorrió títulos como Hoy es viernes, Orgasmo, La que más te ha querido y Hacerte el amor, entre muchos otros. Aquí volvió a brillar la fluida comunicación que establece con su devota audiencia, uno de los sellos característicos de la buena artista que es, que siempre ofrece un show sin desperdicio y lleno de autenticidad, que disfrutamos plenamente.
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