Francisco de Miranda: El Precursor libertario
- Omar Ávila
- hace 60 minutos
- 3 Min. de lectura

La historia de la migración venezolana no comienza en tiempos recientes, sino desde siglos atrás, cuando nuestros compatriotas más allá de nuestras fronteras compartían ideales, proyectos y sueños de libertad. Francisco de Miranda, conocido como "El Precursor" de la independencia americana, fue uno de esos venezolanos que, lejos de su tierra natal, construyó un legado de alcance universal.
Su vida, marcada por la movilidad constante y la diplomacia internacional, muestra cómo el impulso libertario venezolano encontró eco en los principales escenarios políticos del mundo.
Desde muy joven, Miranda entendió que la lucha por la independencia de Venezuela y de América Latina requería no solo coraje militar, sino también alianzas políticas globales. Por ello, emprendió un recorrido inédito para su tiempo: sirvió en el ejército español, luchó en la Revolución Americana, participó activamente en la Revolución Francesa y mantuvo conversaciones en las cortes de Europa para promover la emancipación de América.
Más que un emigrante forzado, Miranda fue un ciudadano del mundo que supo insertar la causa latinoamericana en los grandes debates de libertad y derechos humanos de su época.
Tras servir en el ejército español durante la guerra contra los británicos, Miranda conoció de cerca los ideales de libertad que impulsaban a las colonias americanas y estableció contactos políticos que serían fundamentales para su causa posterior en América Latina. En Filadelfia y otras ciudades, se relaciona con figuras clave como George Washington y Thomas Jefferson, buscando apoyo para la independencia de Hispanoamérica.
Participó activamente en la Revolución Francesa, alcanzando el rango de Mariscal de Campo en el ejército revolucionario, fue miembro de la Asamblea Nacional y defensor de los principios de libertad, igualdad y fraternidad.
Desde Londres, París y otras ciudades europeas, Miranda elaboró propuestas y proyectos para organizar movimientos independentistas en América. Su célebre “Colombeia”, una vasta compilación de documentos, cartas y memorias, refleja su pensamiento estratégico y su comprensión del panorama global.
Desde el Caribe organizó la primera expedición militar que intentó liberar a Venezuela del dominio español, y a pesar de que la expedición de 1806 no logró su objetivo inmediato, sentó las bases del movimiento independentista que años más tarde liderarían Bolívar y otros patriotas.
La historia de Francisco de Miranda enseña que ser migrante no significa desligarse de la identidad ni del compromiso con la tierra natal. Por el contrario, su vida demuestra que el movimiento y el intercambio cultural pueden ser herramientas poderosas para transformar realidades. Su lucha incansable inspiró a generaciones posteriores de líderes independentistas. Aunque terminó sus días prisionero en España, su legado quedó sembrado en el corazón de América Latina y en los ideales de libertad de muchos pueblos del mundo.
Hoy, cuando millones de venezolanos viven fuera de su país, recordar a Francisco de Miranda nos invita a reconocer el enorme potencial que los migrantes llevan consigo. Detrás de cada historia de movilidad hay una posibilidad de diálogo, de construcción y de aporte, como lo hubo en la vida del Precursor, quien no solo cruzó fronteras físicas, puesto que cruzó también barreras de su tiempo, abriendo un camino que otros terminarán de recorrer.
La historia de Venezuela —y de América Latina— está entretejida con las vidas de hombres y mujeres que, en distintos momentos, llevaron sus ideales, talentos y sueños más allá de sus fronteras. En tiempos donde la migración vuelve a ser un tema dolorosamente vigente, mirar hacia el pasado nos revela que tras cada migrante hay mucho más que un viaje: hay una historia de aporte, de transformación y de legado.
Simón Rodríguez, Andrés Bello y Francisco de Miranda son tres ejemplos luminosos: cada uno, desde su exilio o voluntaria residencia en el exterior, sembró ideas, construyó instituciones y abrió caminos que hoy siguen vigentes. Rodríguez revolucionó la educación para hacerla instrumento de libertad; Bello forjó el andamiaje cultural y jurídico de una América independiente; Miranda tejió redes diplomáticas y luchó por la emancipación mucho antes de que el sueño republicano fuera realidad.
Ellos no dejaron de ser venezolanos al cruzar fronteras: llevaron a Venezuela consigo. Y en cada carta, cada discurso, cada proyecto que impulsaron, demostraron que el compromiso con la tierra natal no se mide por la cercanía geográfica, sino por la vocación de construir un mundo mejor.
Desde Unidad Visión Venezuela, al recordar sus trayectorias, invitamos a mirar a los migrantes contemporáneos con una visión más profunda y justa. Porque quizás, entre ellos, estén también quienes, desde otras latitudes, están sembrando hoy los cimientos del futuro que todavía no podemos ver.