El 25 de marzo de 1976 -hace 48 años- hizo su primera presentación la Virgen María en la Hacienda Betania, situada entre las localidades de Cúa y San Casimiro en el estado Miranda. La elegida para esa primera visión fue María Esperanza Medrano de Bianchini, hoy considerada Sirva de Dios.
Luego, en 1984 la imagen de la Virgen se mostró públicamente a aproximadamente 150 personas, confirmando la autenticidad de las apariciones.
Quienes tuvieron el privilegio de presenciar tan increíble acontecimiento dicen haberla visto 7 veces en un lapso de aproximadamente 3 horas durante la tarde. Esta aparición fue conocida públicamente a raíz de los testimonios de un grupo considerable de personas que esa misma semana acudieron a la Curia Diocesana presidida en ese momento por Monseñor Pío Bello Ricardo (+), Jesuita con doctorado en psicología, y sólida formación teológica recibida en la facultad de Oña (Burgos, España), quien los recibió e interrogó con amabilidad y apertura aunque, como él mismo afirmó, con actitud interior de duda y escepticismo. No obstante, dada la calidad de los informantes y los datos que exponían, juzgó que el asunto debía ser investigado con seriedad. Dedicó más de 500 horas a esta investigación lo que incluyó un viaje especial a Roma para recibir instrucciones de la Santa Sede. Estudió más de 381 declaraciones escritas, algunas colectivas; el número de personas que firman esas declaraciones es de 490 y entrevistó a más de 200 testigos.
Finalmente, convencido de la autenticidad de las apariciones, él oficialmente dio la aprobación de la Iglesia el 21 de noviembre del año 1987: “En consecuencia, después de haber estudiado con empeño las apariciones de la Santísima Virgen María en Finca Betania, y de haber pedido asiduamente al Señor el discernimiento espiritual, declaro que a mi juicio dichas apariciones son auténticas y tienen carácter sobrenatural.”
En 1995 a María Esperanza Medrano de Bianchini le fue otorgado el Premio Cecilio Acosta en Caracas, Venezuela, por su valiosa contribución, ejemplo e inspiración como promotora de la fe y de los valores cristianos, en el año Internacional de la Mujer.
Luchó por cumplir el pedido de la Santísima Virgen de llevar su mensaje de reconciliación al mundo entero hasta que comenzó a padecer una enfermedad que le deterioró vertiginosamente la salud con una sintomatología similar al Mal de Parkinson.
Fue así, como el Señor la llamó a recibir el premio celestial el 7 de agosto de 2004 en la ciudad de Long Beach Island, Nueva Jersey, en los Estados Unidos de América acompañada por los 34 miembros de su familia. Tenía 77 años.
Con información de Comstat Rowland y mariaesperanza.org
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