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¡Insólito! Maduro grita fraude en Ecuador


Para Ecuador el triunfo de Noboa es importante, pero no será suficiente si no cuenta con el apoyo del Congreso
Para Ecuador el triunfo de Noboa es importante, pero no será suficiente si no cuenta con el apoyo del Congreso

La victoria de Daniel Noboa en Ecuador nos lleva a una primera reflexión y esta es que las encuestas, aun cuando puedan ser bastante bien hechas, no son herramientas de alta confiabilidad.


Una elección en la que todos los sondeos predecían un triunfo muy ajustado para uno u otro candidato (1%) resultó en una diferencia de 10% a la hora del conteo. La conclusión es obvia: se equivocaron feamente.


La derrota contundente de la correísta Luisa González arroja un airecito fresco en favor de la orientación democrática liberal, no solo en Ecuador sino en la región permitiendo avizorar que junto con triunfos como los de Milei en Argentina, Peña en Paraguay, Chaves en Costa Rica, Arévalo en Guatemala, Bukele en El Salvador, Mulino en Panamá, etc., el péndulo de la historia política continental pudiera comenzar a moverse hacia la derecha (en sus distintas intensidades), lo cual, en estos tiempos de Trump, puede resultar en un mayor aislamiento para la dictadura de Maduro y también en ajustes importantes para Petro, Arce y otros que invocando el nombre de justas reivindicaciones han resultado altamente negativos para sus países.


Otra conclusión es la de que en la fauna revolucionaria eso de aceptar la derrota como parte del transcurso democrático no forma parte de su credo. Tal el caso insólito del reclamo de Maduro avalando a González en una demencial actitud negacionista frente a lo obvio.

Vale la pena notar que aquellos gobernantes “rosados” pero democráticos (Sheinbaum, Boric, Lula, Orsi) han sido suficientemente razonables como para reconocer la validez del resultado ecuatoriano, avalado asimismo por todos los observadores internacionales que allí estuvieron presentes.


Otra realidad que ha arrojado efectos penosamente indeseables en la región, incluido Ecuador, son las constituciones que han permitido, y siguen permitiendo, rebuscadas interpretaciones que en definitiva resultan en la reducida gobernabilidad y frecuentes cambios de jefes de Estado y de rumbo político en un “quítate tú para ponerme yo”. Tal el caso de Perú, que en los últimos años ha visto desfilar media docena de presidentes sustituidos en procesos formalmente legales inspirados solo por el interés político o  en el mismo Ecuador donde el anterior presidente, Lasso, tuvo que finalizar su gestión como consecuencia de la judicialización de intereses partidistas.


En esa misma línea no podemos dejar de señalar que nuestro propio  país, cuya carta magna incluye recursos para asegurar  transiciones democráticas, sea justamente aquel donde ello ha sido obstaculizado con éxito con la complicidad del Poder Judicial y las fuerzas de la represión.


Aquí es donde llegamos al colmo de los colmos que es el ejercicio desvergonzado de la hipocresía y cinismo cuando resulta que el ladrón (Maduro) grita “apresen al ladrón” para desviar la atención de su delito hacia otro presunto culpable.


Para Ecuador el triunfo de Noboa es importante, pero no será suficiente si no cuenta con el apoyo del Congreso y si no logra llevar a cabo algunas de las reformas requeridas por su país que -aún dentro de un esquema democrático- alberga profundas , y tal vez justificadas, injusticias sociales y tensiones, especialmente entre la población indígena en la que se suponía era determinante el apoyo electoral supuestamente favorable a González.


Consecuencia favorable en nuestra opinión es la ya incipiente ruptura de la unidad dentro el sector correísta, la cual, ojalá, pudiera servir para disminuir la influencia del expresidente Correa, quien desde Bruselas, prófugo de la justicia, maneja hilos y recursos alineados con los movimientos políticos de la izquierda revolucionaria continental que se resisten a reconocer que los tiempos del populismo están en etapa de  declinación.


En cuanto a la alternativa democrática en Venezuela la suma de un aliado ideológico es importante, pero no podemos dejar de expresar nuestra preocupación ante el lamentable espectáculo de fraccionamiento que hoy, como ayer, nos brindan ciertos sectores de “oposición” cuya acción obstaculiza el objetivo principal  que no es otro que el cambio de régimen a través de una transición pacífica -y negociada si  fuera preciso- para que se reconozca el contundente resultado del 28J.


Este columnista lamenta que entre quienes atentan contra la unidad se encuentren los nombres de varios a quienes en su momento ayudamos en sus campañas y les dimos nuestro voto. También lamentamos, con desprecio pero sin sorpresa, la actitud de  aquellos que, como antes, fueron y son agentes de la división.


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