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La Misión: Un homenaje a José Ramón Aguirre SJ


Las ruinas de la misión San Ignacio Miní en la provincia de Misiones, Argentina, son una muestra de la grandeza de la compañía de Jesús en nuestro continente. Foto: Juanette

Escribo estas líneas luego de ver la película La Misión, del director británico Roland Joffé, cinta que contó con las actuaciones de Robert De Niro, Jeremy Irons y un joven Liam Neeson. Había olvidado lo dura y al mismo tiempo hermosa que es esta película, además que el soundtrack compuesto por Ennio Morricone no sólo la complementa, sino que la convierte en una verdadera joya.


La Misión es un drama histórico ambientado en el siglo XVIII, que narra la historia de un ex-

mercader de esclavos, Rodrigo Mendoza (De Niro), quien busca redención uniéndose a los

jesuitas. Junto al padre Gabriel (Irons), un misionero experimentado, Mendoza ayuda a

establecer y proteger una misión para los indígenas guaraníes en territorio disputado entre los imperios español y portugués.


Cuando un tratado entre España y Portugal pone en peligro la seguridad de los guaraníes, los

jesuitas se enfrentan a un dilema moral: mantener sus votos pacíficos o tomar las armas para

proteger a aquellos a quienes han jurado servir. La Misión ofrece una poderosa reflexión

sobre la naturaleza de la fe, el sacrificio y las complejidades del encuentro entre culturas en el contexto de la expansión colonial europea. ¿Por qué vi La Misión?


Hace una semana pude visitar las ruinas de la misión San Ignacio Miní en la provincia de

Misiones, Argentina. Y al entrar al predio automáticamente recordé no sólo que había visto la

película, sino que nos habían hablado de las misiones jesuitas y por qué fueron destruidas.


Mientras caminaba entre las ruinas e incluso al visitar el museo de la misión, mi mente voló

hasta Los Flores de Catia, al Colegio Jesús Obrero de Caracas. Donde vi por primera vez el film de Joffé. Recordé el salón grande que está ubicado en el tercer piso del colegio, donde en aquel tiempo había un televisor grande, un VHS y un proyector de diapositivas. Corría el año de 1992.


También me acordé del Padre José Ramón Aguirre, quien fue nuestro profesor de Educación

Artística e Historia Universal. Él fue quien nos proyectó la película, pero no sólo eso: Nos habló de los Yanomamis, Yekuanas, Wuayú, Pemones y de la importancia de los pueblos originarios para nuestro continente.


José Ramón tenía una manera muy particular de explicar, porque fusionaba la teoría con

anécdotas personales de lo vivido durante sus visitas no sólo a las misiones sino a lugares

como El Coliseo, El Vaticano o Louvre.


En el trayecto de dos horas en micro que hay desde el poblado de San Ignacio, donde están las ruinas, hasta Puerto Iguazú y mientras mi novia dormía, me puse a pensar en la gran ventana al mundo que nos abrió José Ramón (Y los jesuitas en general) a jóvenes de barrios

carenciados en todo el continente. Viéndolo a la distancia, gracias a José Ramón y a su manera de explicarnos las cosas, muchos de nosotros nos decantamos por la literatura, la música, y en mi caso por el cine.


Ya de vuelta en el hotel donde nos alojamos en Puerto Iguazú, decidí compartir algunas de las fotos que hice en las ruinas de La Misión San Antonio Miní, en un grupo de Facebook que

tenemos los ex alumnos del Jesús Obrero. Lo acompañé de un mensaje para homenajear a

José Ramón. El texto que acompaña a las imágenes dice así:


“Ayer tuve la fortuna de visitar las ruinas de La Misión de San Ignacio Miní y recordé mucho de lo que nos contaba José Ramón Aguirre SJ, durante las clases de Artística en Segundo año.


Estas ruinas son la muestra de la grandeza de la compañía de Jesús en nuestro continente.

Están ubicadas en la provincia de Misiones Argentina. ¿Alguien sabe qué fue de la vida del

padre José Ramón?”


A los pocos minutos, muchos de los compañeros que tuvieron a José Ramón como profesor, se sumaron a este agradecimiento virtual. Varios me actualizaron del paradero de “JoseRa”,

mientras unos decían que estaba aún en el Jesús Obrero, otros aseguraban que se encontraba en El Colegio San Ignacio.


Pero fue la compañera del colegio Jennyfer Blanco, quién me confirmó que José Ramón está

en la Enfermería del Colegio San Ignacio. Me explicó que, aunque ya es muy mayor, se

encuentra de buen ánimo. Ella lo visitó recientemente.


Ya conociendo el paradero de JoseRa, le escribí al Padre Daniel Figueras SJ, quien también fue compañero mío del colegio, para que no solamente le mostrara las fotos de mi viaje, sino que le diera un abrazo, y le dijera en mi nombre: Gracias por mostrarnos el mundo, por creer en nosotros, y por enseñarnos a luchar hasta alcanzar nuestras metas.


Me siento afortunado de poder agradecer a las personas que nos formaron, y nos convirtieron en quienes somos hoy.


Hagamos siempre los homenajes en vida.




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