La quinoa es un cereal nativo de Suramérica. Su centro de origen se encuentra en Bolivia y Perú, y es considerado un grano integral. Contiene todas las partes originales de la semilla, por lo que es un gran proveedor de proteínas, incluso mucho más que el arroz integral o el salmón. También es rica en omega 3, un tipo de grasa polisaturada que ayuda a mantener el corazón sano y protegido contra un accidente cerebrovascular.
Sus crujientes granos, de color amarillo claro, poseen un sabor delicado a medio camino entre el arroz y el cuscús, y tienen la virtud de no cansar el paladar ni de "limpiarlo" de otros sabores más intensos. Una vez hechos, quedan sueltos, brillantes, y su germen en espiral les otorga una presencia original que da mucha personalidad a las recetas.
De acuerdo con Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), este alimento contiene gran valor nutricional entre sus granos. Sus compuestos bioactivos superan en valor biológico a los cereales tradicionales.
Los antiguos incas llamaban a la quinoa "chisaya mama", es decir, "la madre de todos los granos", y el emperador se reservaba el honor de plantar las primeras semillas de la temporada con herramientas de oro.
Se consideraba a la quinoa un alimento amargo y no panificable, pero algunos historiadores creen que el verdadero sentido de ese rechazo era el carácter sagrado que tenía para los indígenas, y que como símbolo representaba a una cultura que se quería doblegar.
Bien entrado el siglo XX, este extraordinario alimento resurgió de sus cenizas como consecuencia, en parte, de las investigaciones de científicos norteamericanos que sacaron a la luz sus virtudes nutricionales. En 1982 se implantó su cultivo en Colorado, y tales son los beneficios de la quinoa que la NASA se interesó por ella como superalimento para ser cultivado en el espacio.
Valor nutricional
Presenta una elevada cantidad de proteínas (13% de su peso, casi el doble que el arroz) con unas proporciones de aminoácidos esenciales que favorecen su asimilación.
Sus hidratos de carbono representan 69% de su peso y proporcionan 374 calorías por cada 100 g. Por tanto, es una fuente óptima de energía que se libera lentamente porque va acompañada de una buena dosis de fibra (6 g de cada 100).
Además es rica en minerales esenciales, como el hierro (una ración de 60 g aporta el 46% de las necesidades diarias), pero también en magnesio, fósforo, manganeso, cinc, cobre y potasio. También aporta vitamina B2 ( 13%) y B3 (9%). A ello hay que sumar que no contiene gluten y se digiere bien.
Absorbe fácilmente los sabores
A la hora de cocinar la quinoa se pueden incluir una hojas de laurel, un ramillete de hierbas o unos dientes de ajo en el agua para darle más sabor, o mejor aún, emplear un buen caldo vegetal.
Es importante que la semilla quede debidamente cocida, pues de lo contrario puede resultar indigesta, mientras que si se cuece en exceso pierde buena parte de sus propiedades organolépticas.
Puede sustituir a cereales como el arroz, el mijo o el cuscús y hace buenas migas con el maíz y todo tipo de hortalizas.
Conviene tener precaución con los condimentos y las especias, pues absorbe mucho los sabores. Con información de elnacional.com y de cuerpomente.com
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