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Foto del escritorAntonio Ledezma

¡Lo estamos analizando!


El parlamento europeo tiene pautado tratar el tema Venezuela el próximo 18 de noviembre. Foto: Pixabay

La evidente tragedia humanitaria que padecen a diario millones de venezolanos, está

en la mira de toda la comunidad internacional. No hay escenario del mundo en donde

se realizan debates, sobre todos los órdenes, en los cuales no salga a relucir “el caso

Venezuela”.


Eso ha pasado en las recientes deliberaciones acontecidas en la Organización de

Naciones Unidas (ONU), cuando en la ciudad de Nueva York, lideres de decenas de

países del mundo libre, suscribieron un documento de respaldo a la lucha de ese

abnegado pueblo venezolano; también en el seno de la Organización de Estados

Americanos (OEA), en Washington, cuando en el seno del Consejo Permanente de ese

órgano, los expertos electorales del Centro Carter, presentaron las actas que

demuestran el incuestionable triunfo de Edmundo González Urrutia en los pasados

comicios celebrados el 28 de julio; de la misma manera se ha hecho sentir esa

calamidad que escarmientan los venezolanos en las reuniones que cumplen los lideres

de las 27 naciones agrupadas en la Unión Europea (UE); igualmente salió a relucir la

tragedia venezolana en el círculo de los lideres del G7 (Japón, Alemania, Reino Unido,

Francia, Canadá, EEUU).


En definitiva, en todas partes y de todas las maneras, ese viacrucis es reconocido, y

muchas veces cuestionado y denunciado. Sin embargo la dictadura que jefatura Nicolás Maduro persiste en perpetrar crimines de lesa humanidad. Lo hace recurrentemente, tal como ha quedado más que probado, en los informes que sobre esas violaciones de los Derechos Humanos, han articulado instituciones calificadas que gozan de una incuestionable credibilidad.


Pero mientras se dan esos prolijos debates, la verdad que duele y hace muchísimo

daño, es que la dictadura de Nicolás Maduro continua sus andanzas con el mayor de

los descaros y con una impunidad que chispea y enloda la responsabilidad de esas

instituciones creadas para evitar que tales peripecias sanguinarias, se consuman ante

la mismísima mirada indiferente de los supuestos veladores de la paz, la seguridad y

del resguardo de los derechos humanos elementales de las personas.


Lo que angustia es que, mientras los entes que practican la diplomacia se mueven a

cámara lenta, en Venezuela Nicolás Maduro manipula a sus anchas una locomotora

que marcha a toda velocidad para realizar detenciones arbitrarias, torturar a los

perseguidos o disidentes políticos, hasta llegar a matarlos, incluso, tal como consta en

el más reciente informe del Grupo de Trabajo de los Derechos Humanos instalado en

territorio venezolano para cumplir la difícil tarea de investigar todo esa escalada

violatoria de los derechos humanos.


Esta más que justificada la angustia de muchos observadores y ciudadanos de a pie

que se preguntan, ¿qué pasa con las órdenes de captura contra los perpetradores de

crimines de lesa humanidad, en Venezuela, que tiene pendiente dictar el Fiscal Karim

Khan, en representación de la Corte Penal Internacional? Ante esa Corte se han

introducido legajos de expedientes muy bien articulados, en los que constan

fehacientes pruebas de todos esos horrorosos crimines que han ejecutado Maduro y

sus esbirros. ¿Por qué tanta demora? Para ventilar esta enojosa situación hemos

dirigido comunicaciones a diferentes instituciones, entre otras, al Parlamento Europeo

que, afortunadamente, nos ha respondido para que participemos en la discusión que

sobre lo planteado y solicitado por nosotros tendrá luchar el venidero 18 de noviembre.


Suena irritante para los venezolanos que participamos en una elecciones arbitrarias,

plagada de irregularidades -y no obstante las ganamos con una ventaja contundente-

escuchar “lo estamos pensando” a voceros de factores políticos del mundo que nos

salen con esas evasivas, cuando lo lógico sería que respalden sin miramientos esa

titánica faena cívica que protagonizaron millones de venezolanos. Esos voceros de esos

factores políticos de muchas partes del mundo fueron los que precisamente nos

animaban a que nos uniéramos y nos prestáramos a participar en elecciones

cuestionables. Pues bien, eso hicimos y de qué manera. Ahora no entendemos por qué

se toman tanto tiempo en reconocer a Edmundo González Urrutia como el legítimo

presidente electo de Venezuela.


La gran paradoja es que todos esos lideres admiten que Edmundo González Urrutia

ganó y a la vez se desparraman en elogios por la heroica conducta asumida por María

Corina Machado. Pero con esos galardones no vamos a detener esa carnicería que ha

desatado Maduro, que tal como lo ha corroborado y demostrado la Comisión

Interamericana de Derechos Humanos lleva adelante un pavoroso terrorismo de

Estado.


Ante esa tragedia, la responsabilidad de la comunidad internacional es irrenunciable.

Tienen la misión inaplazable de asumir posiciones definidas para contener semejante

matanza. Ya los venezolanos hicimos cabalmente todo lo que se nos exigía. Ahora les

toca a Uds., a la mismísima Comunidad Internacional cumplir con la suya.


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