La noticia que recorre el mundo en este momento es sin duda la caída del régimen en Siria,
tras trece años de sangrienta guerra civil y en apenas 11 días de ofensiva relámpago, las tropas rebeldes opositoras al régimen llegaron a Damasco, obligando al dictador a huir,
escapando y refugiándose por el momento en Rusia, donde se les ha concedido asilo político.
Vale la pena recordar que en la zona todo comenzó con la caída de los dictadores Zin el Abidín Ben Alí en Túnez y Hosni Mubarak@ en Egipto. Así, la Primavera Árabe
floreció en Siria en marzo de 2011 con un grafiti anónimo visto en la ciudad sureña de Daraa el cual decía: “Te llegó el turno, doctor”, en alusión directa al presidente, Bashar al Assad, quien es licenciado en Medicina.
De modo tal que, sin ser muy ducho en la materia, observamos que tarde o temprano se les acaba la guachafita. Aun está por verse todo lo que descubrirán ahora que el dictador abandonó Siria.
La cruenta historia, para ser breves, es más o menos así: en el año 2000, Bashar al Assad
asumió la presidencia de Siria tras la muerte de su padre, Hafez al Assad, quien había gobernado el país durante casi 30 años. Vale la pena destacar que según la
Constitución siria, los mandatos duran solo siete años, por lo que Assad se encaminaba hacia su cuarto mandato consecutivo.
Sin embargo, esta continuidad en el cargo no se debe a procesos democráticos, ya que el
actual exlíder se ha caracterizado por masacrar a la población y evitar de todas las maneras posibles perder el mandato de manera democrática. Quien se oponía al régimen terminaba
muerto o en una mazmorra. Así pues que la oposición se ha visto reprimida desde la llegada
de Assad al poder, y es por ello por lo que no se ha producido ningún cambio político de
manera natural, aunque por otra vía ese cambio finalmente llegó al país, cincuenta años
después si sumamos los dos mandatos, el del padre y el hijo.
Cuando decimos que los dictadores siempre caen, nos referimos a casos conocidos, pero también existen muchos no tan evidentes que por largo tiempo se sintieron seguros y dueñosde sus países hasta que les llegó la hora: Saddam Hussein 24 años en el poder, Hosni
Mubarak quien gobernó Egipto de manera dictatorial durante casi 30 años, Muammar Muhammad Abu Minyar al-Gaddafi líder libio, que gobernó su país durante 42 años, desde el 1 de septiembre de 1969 hasta el día de su ejecución en 2011 por milicianos opositores. Así suele suceder y ejemplos hay muchos más.
De manera tal que, como indica el dicho: “Cuando veas las bardas de tu vecino arder, por las tuyas en remojo”. Algo debe estar ya en la cabeza de Nicolás y de sus allegados,
observan todo lo que sucede: la posición del recién electo presidente de Estados Unidos y
de muchos de sus colaboradores, el reconocimiento del Embajador Edmundo González comoel legitimo ganador de la elección presidencial en nuestro país, por parte de países muy influyentes en Latinoamérica como en Europa. En definitiva, este final de 2024 el régimen
Chavista no la tiene nada fácil.
Lo que sí es cierto, es que el Chavismo, Maduro y sus secuaces siguen en una eterna fiesta,
embriagados de poder, ostentando lo que no les pertenece, pensando que nunca se acabara esa celebración. Amenazando a todo el que se le oponga, como lo han hecho varios de los mencionados arriba. Ignorando adrede que millones de ciudadanos ya se cansaron y que con seguridad, en algún momento harán respetar la voluntad expresada en
las urnas el pasado 28 de julio. El final se les acerca, así de simple y sencillo.
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