Los jóvenes en medio del mundo digital y globalizado son diferentes en su forma de comunicarse, amar, trabajar y de conectarse con otros...
El perfil de los zetas
Los jóvenes del siglo 21 han sido moldeados por un contexto global en constante transformación, influenciado por el avance tecnológico, las crisis económicas, la digitalización del entretenimiento y un cambio en las estructuras sociales y familiares. A diferencia de las generaciones anteriores, estos jóvenes que han nacido desde 1997, han crecido en un mundo hiperconectado, donde las interacciones digitales a menudo sustituyen el contacto cara a cara, y las expectativas profesionales han cambiado. Asimismo, las relaciones amorosas y familiares se construyen bajo paradigmas distintos. Nos preguntamos, ¿cuáles son sus preferencias en cuanto a carreras y profesiones y cómo manejan la información, sus cambios en los hábitos de socialización, sus valores en torno al matrimonio y la paternidad, sus formas de diversión, sus gustos gastronómicos y de moda, su visión del mundo en general y ¿cómo se diferencia esta generación de las anteriores?
¿Cómo son los jóvenes de hoy?

Se les conoce como la generación Z, y se distingue por características y comportamientos que la diferencian notablemente de las generaciones anteriores. Su relación con la tecnología, valores sociales, hábitos de consumo y perspectivas sobre la vida han moldeado una identidad única en este siglo 21. Entre las características distintivas de esta generación es que sus miembros son “nativos digitales”, es decir, son la primera generación que ha crecido completamente en un mundo digitalizado. Poseen una conectividad global y han estado expuestos desde pequeños a internet, las redes sociales y la información en tiempo real. Además, han vivido en una diversidad y una mentalidad inclusiva, y por ello valoran la diversidad, la igualdad en distintos aspectos sociales. De igual manera, han adquirido una nueva forma de consumo y aprendizaje. Por último, prefieren el contenido rápido, visual y dinámico, con un enfoque en lo interactivo.
El caso de Álvaro
Un joven de 22 años de las nuevas generaciones acude a un psicólogo para conversar sobre algunos problemas que le incomodan en sus relaciones familiares.

Álvaro: Hola, doctor. Vengo porque últimamente siento que cada conversación con mis padres es un campo de batalla. Los quiero, respeto todo lo que han hecho por mí, pero a veces parece que vivimos en mundos distintos. Ellos no entienden mi forma de ver la vida, mis pensamientos, mi forma de trabajar, ni siquiera cómo me relaciono con la gente.
Psicólogo: Hola, Álvaro. Entiendo lo que dices. Cuéntame un poco más sobre esas diferencias, ¿qué es lo que más te preocupa?
Álvaro: Bueno, por ejemplo, mi padre cree que trabajar desde casa o freelance es una excusa para no “luchar” por una carrera estable en una empresa grande. Él estuvo 30 años en la misma empresa y no entiende que yo prefiera la flexibilidad, y sea dicho de paso, me va bien económicamente. También están las redes sociales, que para mí son una forma de conectar y hasta de generar ingresos, pero para ellos son una pérdida de tiempo.
Psicólogo: Es interesante cómo las diferencias generacionales afectan la forma en que percibimos el trabajo y la comunicación. Para tus padres, la estabilidad y la estructura son fundamentales; para ti, la autonomía y la digitalización son claves. ¿Has intentado explicarles las razones del or qué valoras tu estilo de vida?
Álvaro: Sí, pero se frustran. Mi madre no entiende por qué no tengo prisa en casarme o formar una familia. Le preocupa que termine solo, pero la realidad es que ahora mismo ni siquiera me interesa una relación tradicional. Me siento bien enfocándome en mis proyectos, viajando, conociendo gente sin presiones.
Psicólogo: Es normal que quieran lo mejor para ti, pero sus ideas sobre el éxito y la felicidad están basadas en su propia experiencia. ¿Cómo manejas sus preocupaciones?
Álvaro: Intento explicarles que las cosas han cambiado, pero siento que no escuchan. Para ellos, si no sigues su modelo, estás “perdido” o “desaprovechando la vida”. Y la verdad es que yo soy feliz así, solo que no quiero estar en constante pelea con ellos.
Psicólogo: Es importante que te mantengas firme en tu identidad sin que eso implique un conflicto constante. Puedes validar sus preocupaciones sin que eso simbolice cambiar quién eres. Tal vez, en lugar de discutir, podrías mostrarles de forma práctica cómo tu estilo de vida te hace feliz y es sostenible. ¿Has pensado en incluirlos un poco en tu mundo?
Álvaro: ¿A qué te refieres?
Psicólogo: En el caso de tu madre, si se preocupa porque cree que estar solo te hará infeliz, podrías compartir con ella aspectos de tu vida que le demuestren lo contrario. Si es el trabajo lo que preocupa a tu padre, enséñale cómo funciona realmente tu carrera, con datos y hechos. Muchas veces los miedos de los padres vienen de lo desconocido.
Álvaro: Sí… supongo que a veces hablo desde la defensiva y no les muestro lo bueno que hay en mi vida.
Psicólogo: Exacto. No se trata de convencerlos ni de cambiar por ellos, sino de construir un puente entre sus preocupaciones y tu realidad. ¿Te parece un enfoque viable?
Álvaro: Sí, creo que vale la pena intentarlo. Al final del día, quiero que vean que estoy bien y que no necesito ser como ellos para tener una vida plena.
Psicólogo: Ese es el punto. Ser tú mismo sin necesidad de confrontación. Dales tiempo, recuerda que también están aprendiendo a ver el mundo desde una nueva perspectiva.
El psicólogo y Álvaro conversan sobre cuáles serán los pasos para seguir y estructuran un primer encuentro con sus padres, llegando a la conclusión que Álvaro debía hablar con su mamá y luego con su papá por separado tratando el tema en cuestión con cada uno.
El psicólogo escribe en su hoja de notas: El cambio en la percepción de las relaciones padres e hijos no solo es generacional, sino también personal. Álvaro, un español de 22 años se enfrenta a diferencias ideológicas con sus padres. A pesar de ser feliz con su estilo de vida flexible y digital, sus progenitores cuestionan su estabilidad y sus elecciones, lo que genera constantes conflictos. Álvaro busca estrategias para mantener una relación sana con sus padres sin dejar de ser fiel a sí mismo. Esta situación es común en la generación actual, que prioriza la autonomía y la exploración personal frente a las estructuras tradicionales que valoraban sus mayores.
El caso de Clémence
Una joven de 24 años acude a consulta con la psicóloga.
Clémence: Hola, vengo porque amo a mi novio, pero siento que hay una brecha enorme entre nosotros. Él es mayor que yo, tiene 39 años, y aunque nos queremos, a veces parece que hablamos idiomas distintos. No comprende mi estilo de vida, mi forma de ver el mundo… y eso me agota.
Psicóloga: Buen día Clémence. Es completamente normal que existan diferencias cuando hay alguna distancia generacional en la pareja. Cuéntame, ¿qué aspectos son los que más te generan conflicto?
Clémence: Bueno, él no comprende por qué paso tanto tiempo en las redes sociales. Para mí no es solo entretenimiento, es una manera de conectar con amigos, de informarme, incluso de trabajar. Pero él lo ve como una pérdida de tiempo, como algo superficial. Me reclama por qué necesito compartir tanto de mi vida en línea. Otra cosa es que a él le encantan los vinos y sabe mucho de eso pero yo no bebo lo que a él le frustra y para mí no tomar alcohol es un valor importante.
Psicóloga: Bueno, para tu generación, la digitalización es una parte esencial de la vida social y profesional, mientras que para él, si creció en otro contexto, puede parecer algo innecesario. ¿Cómo reaccionas cuando te dice esto?
Clémence: Intento explicarle, pero no siempre escucha. A veces siento que me ve como una niña que “no ha madurado” solo porque no comparto su visión tradicional del mundo. Por ejemplo, él tiene una carrera estable, un plan de vida muy definido, y espera que yo haga lo mismo. Pero yo quiero explorar, viajar, cambiar de trabajo si es necesario. No entiendo por qué todo tiene que ser tan rígido.
Psicóloga: ¿Y cómo te hace sentir eso?
Clémence: Me hace dudar… a veces pienso que él cree que mi forma de vivir no es válida. Yo quiero tener estabilidad, pero a mi manera. Y cuando discutimos, siento que intenta llevarme a su terreno en lugar de entender el mío.
Psicóloga: Es natural que dos personas con experiencias distintas vean la vida de forma diferente. Pero lo importante aquí es: ¿Él respeta tu manera de ser o intenta cambiarte? ¿Y tú, respetas la de él?...
Clémence: Creo que… él más que respetar mi forma de ser, la tolera. Pero sigue pensando que algún día “creceré” y me pareceré más a él. Yo no le digo a él que cambie…
Psicóloga: Esto es algo que hay que hablar. No se trata solo de amar a alguien, sino de aceptar quién es sin esperar que cambie. ¿Tú lo aceptas a él tal como es?
Clémence: Sí, aunque a veces siento que su visión del mundo es muy rígida. Pero yo lo amo así…
Psicóloga: Entonces es importante que ambos hagan el mismo esfuerzo. Quizás podrías decirle claramente algo así como esto: Te amo, pero necesito que me aceptes tal como soy, sin esperar que cambie para encajar en tu visión del futuro.
Si él te ama de verdad, debe comprender que la felicidad y el éxito tienen diferentes formas para cada persona.
Clémence: Te debo comentar que a él le encantan los vinos y sabe mucho de eso pero yo no bebo, lo que a él le frustra, y para mí no tomar alcohol es un valor importante.
Psicóloga: Parece que el disfrute del vino es una parte importante de la vida de tu pareja, mientras que para ti el no consumir alcohol es un principio que valoras. Aquí lo más relevante es que los dos puedan respetar las decisiones del otro sin que esto se convierta en un motivo de presión o resentimiento.
Clémence: Hay otra cosa… me encanta el sexo y me siento muy bien con él, el asunto es que para mí, digamos que una vez a la semana está bien, pero él quiere hacerlo más veces, diría que como 10 o 12 veces al mes, casi inter diario…
Psicóloga: Lo que mencionas es muy importante en cualquier relación. La frecuencia con la que una pareja tiene relaciones sexuales puede ser diferente para cada persona y es completamente normal que existan variaciones en los deseos y necesidades de cada uno. Lo esencial aquí no es si uno de ustedes tiene un deseo "normal" y el otro no, sino cómo pueden encontrar un equilibrio en el que ambos se sientan cómodos y satisfechos sin que ninguno sienta presión o frustración. Esta diferencia en el deseo sexual es bastante común en las relaciones y no significa necesariamente que haya un problema, sino que es algo que requiere comunicación y comprensión mutua, y juntos buscar algún punto intermedio donde puedan sentirse satisfechos sin que ninguno de los dos se sienta incómodo
Clémence: Eso me asusta un poco… ¿y si nunca lo entiende?
Psicóloga: Entonces tendrás que preguntarte si puedes ser feliz con alguien que no acepta completamente tu identidad. Pero antes de llegar a esa conclusión, deben intentar un diálogo más profundo, donde los dos puedan expresar sus valores sin tratar de convencer al otro. A veces, el problema no es la diferencia, sino la falta de comunicación real.
Clémence: Sí… creo que debo hablar con él de otra manera, sin miedo a que no me entienda. Quiero que me acepte como soy.
Psicóloga: Exacto. No se trata de renunciar a ti misma por amor, sino de construir una relación donde se sientan respetados. En efecto creo que debes hablar con él planteando el tema con serenidad, buscando acuerdos, analizando que está cada uno dispuesto a ceder por el otro y cuales con las cosas que ambos quieren cambiar y cuales no y, si lo necesitan, podemos reunirnos juntos para explicarles lo que significa un acuerdo de pareja, si los dos quieren hacerlo.
Clémence: Gracias. Me siento más clara sobre lo que quiero.
Psicóloga escribe en el perfil de Clémence: Las diferencias generacionales también se reflejan en las relaciones amorosas entre personas de distintas edades. En el caso de Clémence, una francesa de 24 años de la Generación Z mantiene una relación con un hombre ya maduro donde se trata de que aunque lo ama, ella enfrenta dificultades porque él no comprende su visión del mundo ni su estilo de vida digital y flexible. Clémence siente que su pareja tolera su manera de ser pero espera que cambie con el tiempo, lo que la hace dudar sobre el futuro de la relación. Esta situación ilustra un conflicto recurrente: las expectativas tradicionales frente a una nueva forma de concebir el amor y la individualidad. Pensamos que será necesario un acuerdo de pareja.
Una visión pragmática sobre la educación y las profesiones
A diferencia de las generaciones pasadas, para quienes el acceso a la educación superior era una meta aspiracional ligada al éxito profesional, los jóvenes de hoy ven la universidad con una mirada más pragmática. Según estudios los miembros de la Generación Z consideran que la educación universitaria sigue siendo importante, pero cada vez más cuestionan su costo y rentabilidad en relación con los beneficios que aporta en el mundo laboral.
Al ingresar al mundo del trabajo, no se enfocan únicamente en la remuneración económica. Buscan trabajos que sean gratificantes y que se alineen con sus valores personales, incluso si esto implica un salario menor. Igual, al ser la generación más diversa hasta la fecha, prefieren entornos laborales inclusivos donde sienten que encajan y pueden expresar su identidad plenamente.

Este pragmatismo se refleja en un creciente interés por carreras técnicas, tecnológicas y de emprendimiento. Las universidades han visto un aumento en la demanda de programas relacionados con la inteligencia artificial, el diseño digital y las ciencias ambientales. Los jóvenes también buscan modelos de aprendizaje alternativos, como cursos en línea y certificaciones especializadas, en lugar de comprometerse con estudios universitarios largos y costosos. Los trabajos tradicionales de oficina han perdido atractivo. La generación Z prioriza la flexibilidad laboral y la posibilidad de trabajar de manera remota. Los zetas prefieren empleos con horarios flexibles y opciones de teletrabajo, en contraste con generaciones anteriores que valoraban la estabilidad corporativa
Relaciones amorosas: una redefinición del compromiso
La percepción del amor y las relaciones ha evolucionado rápidamente entre los jóvenes actuales. Aunque las redes sociales, han emergido como plataformas clave para iniciar conexiones románticas, facilitando un acercamiento menos intrusivo, existe una tendencia creciente hacia la búsqueda de relaciones profundas y estables en lugar de encuentros casuales. Encuestas revelan que más de la mitad de las personas entre 18 y 34 años desean una relación seria, desmontando el mito de que esta generación solo se interesa en encuentros efímeros.
Las relaciones amorosas han experimentado una revolución en los últimos años. Los jóvenes ya no se apresuran a casarse ni consideran el matrimonio como un objetivo ineludible. La edad promedio para el matrimonio ha aumentado a más de años, reflejando una tendencia a priorizar el crecimiento personal y la estabilidad económica antes de asumir compromisos de pareja a largo plazo.
Existe una mayor apertura a modelos de relaciones no tradicionales, incluyendo relaciones abiertas y poliamorosas, que desafían las normas establecidas por las generaciones anteriores.
Menor actividad sexual y enfoque en relaciones profundas

La sexualidad y las prácticas amorosas de la Generación Z han experimentado cambios notables en comparación con generaciones anteriores. Aunque esta generación muestra una mayor apertura hacia la diversidad sexual y de género, también se observa una tendencia hacia la disminución de la actividad sexual acompañada de una mayor prioridad en establecer vínculos emocionales más profundos. Está bien documentado que los adultos jóvenes de hoy en día tienen menos relaciones sexuales que las generaciones pasadas. Estudios recientes indican que los jóvenes de la Generación Z tienen menos encuentros sexuales en comparación con generaciones anteriores. Según un estudio del Instituto Kinsey de la Universidad de Indiana, los miembros de la Generación Z reportan un promedio de tres encuentros sexuales al mes, similar a la generación de los Baby Boomers, y menos que los Millennials y la Generación X, que promedian cinco encuentros mensuales. Además, el 50% de los encuestados de la Generación Z se identifican como solteros, lo que sugiere una menor participación en relaciones sexuales activas.
A pesar de esta menor actividad sexual, la Generación Z muestra un interés significativo en relaciones estables y comprometidas. Aproximadamente el 81% de los jóvenes de esta generación expresan un deseo por relaciones a largo plazo, y el 44% piensa frecuentemente en ello. Este punto de vista contrasta con la percepción de que los jóvenes prefieren relaciones casuales, indicando una inclinación hacia conexiones más significativas.
Actitud hacia el sexo en los medios
La Generación Z también muestra una actitud crítica hacia la representación del sexo en los medios de comunicación. Un estudio de la Universidad de California en 2023 reveló que un 51% de los jóvenes desea menos escenas de sexo en películas y televisión, y un 39% aboga por más personajes asexuales. Esta preferencia sugiere un deseo de representaciones más auténticas y variadas de las relaciones humanas, que no se centren exclusivamente en lo sexual.
Diversidad y exploración sexual
Aunque la actividad sexual ha disminuido, la Generación Z se caracteriza por una mayor exploración y apertura hacia diversas prácticas sexuales. Según estudio del Instituto Kinsey, la mitad de los miembros de esta generación han descubierto nuevas inclinaciones sexuales desde que comenzaron a utilizar aplicaciones de citas. Además, muestran una mayor disposición a experimentar con diferentes formas de sexualidad, incluyendo relaciones no monógamas y diversas orientaciones sexuales.
La generación Z presenta una dualidad en su enfoque hacia la sexualidad: por un lado, participa en menos actividades sexuales y muestra escepticismo hacia la representación excesiva del sexo en los medios; y por el otro, exhibe una mayor apertura y exploración de diversas identidades y prácticas sexuales. Este comportamiento refleja una búsqueda de autenticidad y conexiones, priorizando la calidad de las relaciones sobre la cantidad de los encuentros sexuales.
La sexualidad a distancia
Los encuentros sexuales través de internet han experimentado un notable incremento en los últimos años, especialmente durante la pandemia de COVID-19. El confinamiento y las restricciones sociales llevaron a muchas personas a explorar formas virtuales de intimidad, como el sexo virtual y el “sexting”, la práctica de enviar, recibir o compartir mensajes, fotos o videos de contenido sexual a través de dispositivos electrónicos, como teléfonos móviles, computadoras o redes sociales. La palabra proviene de la combinación de "sex" y "texting". Este incremento del sexo virtual no se limitó a un grupo etario específico; sin embargo, la Generación Z ha mostrado una particular inclinación hacia estas prácticas. Diversos estudios académicos han investigado la prevalencia del sexting entre jóvenes de la generación Z. Aunque las cifras varían según el contexto y la metodología, se observa una tendencia significativa en la participación de este grupo en prácticas de sexting.
Un estudio realizado en España analizó el fenómeno del sexting en una muestra de 171 adultos jóvenes, comparando dos grupos de edad: 18-26 años y 27-38 años. Los resultados mostraron una alta participación en sexting, especialmente en la recepción de contenidos sexuales. Además, se encontró que los participantes menores de 26 años se involucraban con más frecuencia en sexting activo (envío) y pasivo (recepción) en comparación con los mayores de 26 años. Este estudio destaca la inclinación de los jóvenes hacia estas prácticas en el contexto digital actual.
Otro estudio, centrado en estudiantes universitarios peruanos, encontró que la prevalencia del sexting entre jóvenes de 18 a 22 años era del 9,6%, mientras que en el grupo de 23 a 29 años aumentaba al 41,7%. Estos datos sugieren que, aunque la participación en sexting es notable en edades más tempranas, también tiende a incrementarse en etapas posteriores de la juventud.
Un estudio de 2019 reveló que casi el 40% de los jóvenes entre 18 y 22 años han participado en sexting.
La combinación de una mayor familiaridad con la tecnología y el uso intensivo de redes sociales ha facilitado que los jóvenes adopten estas formas de interacción íntima.
No obstante, es crucial abordar estas prácticas con precaución debido a los riesgos asociados, como la extorsión sexual y la difusión no consentida de contenido íntimo. Durante la pandemia, se observó un aumento en casos de “sextorsión”, donde individuos eran chantajeados tras compartir imágenes íntimas en línea.
La sexualidad a distancia mediante internet ha ganado protagonismo, impulsada por factores como la pandemia y la digitalización de las interacciones sociales. Aunque estas prácticas ofrecen alternativas para mantener la intimidad en contextos de distanciamiento físico, es fundamental fomentar un uso responsable y consciente de las herramientas digitales para proteger la privacidad y el bienestar de los involucrados.
El descenso en la tasa de natalidad: generación con menos hijos
El deseo de tener hijos también ha disminuido. La incertidumbre económica, la crisis climática y la falta de acceso a viviendas asequibles han llevado a muchos jóvenes a cuestionar la idea de la paternidad. La tasa de natalidad ha caído por debajo del nivel de reemplazo en numerosos países, y la edad promedio para tener el primer hijo ha aumentado a 32,6 años y la tasa de natalidad ha disminuido, sin alcanzar el nivel necesario para el recambio generacional en las últimas tres décadas. En Europa hay crisis de nacimientos en diversas naciones.
Según estudios sociológicos, el 40% de los jóvenes considera que tener hijos no es una prioridad en su vida. En su lugar, priorizan la independencia, la movilidad y el bienestar personal. El impacto de este fenómeno es profundo, ya que pone en riesgo la sostenibilidad de los sistemas de pensiones y de salud a largo plazo.
Nuevas formas de entretenimiento y socialización
La forma en que los jóvenes se divierten ha cambiado radicalmente. A diferencia de generaciones anteriores que socializaban en bares, discotecas y reuniones presenciales, los jóvenes actuales prefieren interactuar a través de las redes sociales, videojuegos en línea y plataformas de streaming. La pandemia aceleró esta tendencia, consolidando el modelo de entretenimiento digital como el principal medio de socialización. Por otra parte los zetas muestran una inclinación por actividades que promuevan el bienestar personal. El auge de movimientos como los "sobrio-curiosos" que son personas que, sin necesariamente identificarse como abstemias o con problemas de alcoholismo, deciden reducir o eliminar su consumo de alcohol de manera consciente y voluntaria. No lo hacen por obligación médica o religiosa, sino por razones de bienestar, salud mental, productividad o simplemente para explorar un estilo de vida sin alcohol. Lo que refleja una preferencia por eventos sociales que no giran en torno al consumo de alcohol.
Hábitos alimenticios y consumo de alcohol
La sobriedad se impone en la generación Z, más de la mitad de los jóvenes han reducido su consumo de alcohol en la última década, prefiriendo bebidas sin alcohol o con bajo contenido alcohólico. Esta generación también está adoptando hábitos alimenticios más saludables, con un creciente interés en dietas veganas y opciones sostenibles.
Existe una creciente conciencia sobre la salud y el bienestar entre los jóvenes actuales. Esta generación ha reducido su consumo de vino y bebidas espirituosas, optando por las que no tienen o con bajo contenido de alcohol. La industria ha respondido a esta demanda ofreciendo una variedad más amplia de opciones desalcoholizadas. Además, los Z priorizan una alimentación equilibrada, mostrando interés en dietas sostenibles y éticas, es decir de alimentos provenientes de granjas donde no se maltratan animales ni al medio ambiente.
Moda, música y valores generacionales
La moda para la generación Z es una herramienta de expresión personal y de valores. Prefieren marcas que promuevan el consumo ético y la diversidad y que reflejen autenticidad y sostenibilidad, y no dudan en mezclar estilos para crear una identidad única. La influencia de las redes sociales ha democratizado las tendencias, permitiendo que los jóvenes descubran y adopten estilos de diversas culturas y subculturas.
Preferencias musicales
La diversidad define los gustos musicales de los jóvenes de hoy. Plataformas como Spotify han facilitado el acceso a una amplia gama de géneros y artistas de todo el mundo. El 91% de los usuarios de la generación Z en Spotify utiliza la plataforma para explorar música y podcasts que aman, buscando constantemente nuevas experiencias auditivas.
La música también refleja su apertura a la diversidad cultural, con una preferencia por el hip-hop, el K-pop y la música urbana.
En términos de valores, la Generación Z es la más comprometida con el activismo social. Apoyan causas como el cambio climático, los derechos humanos y la igualdad de género.
Religión y creencias en la Generación Z
La generación Z muestra un enfoque diverso y dinámico hacia la religión y la espiritualidad. Un número creciente de estos jóvenes se identifica como no afiliado religiosamente. Según una encuesta del Survey Center on American Life, el 39% de las mujeres y el 34% de los hombres de esta generación en Estados Unidos se describen como no afiliados a iglesias o credos. A diferencia de generaciones anteriores, un número creciente de jóvenes se identifica como agnóstico, ateo o simplemente no afiliado a iglesias. Sin embargo, esto no significa que carezcan de creencias espirituales o filosóficas. Muchos buscan respuestas en prácticas alternativas como la meditación, las ciencias, la astronomía o filosofías de vida basadas en el bienestar y la comunidad. Además, los valores de inclusión y diversidad han influido en su percepción de la religión, favoreciendo interpretaciones más abiertas y menos dogmáticas de la fe. Aunque algunos aún siguen tradiciones religiosas familiares, su enfoque suele ser más abierto y menos dogmático, priorizando la ética y la justicia social sobre las doctrinas establecidas. Este cambio refleja un movimiento hacia una espiritualidad personalizada, en la que los jóvenes buscan sentido y propósito de maneras no convencionales.
Diversos estudios han analizado la religiosidad en la Generación Z, revelando tendencias claras en sus creencias diferentes de las religiones tradicionales.
Alejamiento de la religión organizada
Este alejamiento se atribuye, en parte, a percepciones de desigualdad de género en las instituciones religiosas, donde el 65% de las mujeres jóvenes creen que las iglesias no tratan a hombres y mujeres por igual. No obstante, a pesar de distanciarse de las religiones tradicionales, muchas jóvenes buscan formas alternativas de espiritualidad. Un informe del Oliver Wyman Forum indica que, aunque menos del 30% de los jóvenes entre 18 y 25 años creen en Dios, existe un interés creciente en prácticas como la astronomía, la astrología, o el Tarot, con alto porcentaje afirmando que se sienten mejor así.
La religiosidad de la Generación Z varía según la región. En países como India, Tailandia y Turquía, la mayoría de los jóvenes se identifican con alguna religión, mientras que en naciones occidentales se observa una tendencia hacia la secularización.
Un estudio del Barna Group indicó que, en Estados Unidos, el 13% de los adolescentes de esta generación se identifican como ateos, cifra que duplica el porcentaje de la población general adulta, que es del 6%.
En definitiva, los jóvenes de la generación Z se caracterizan por una combinación de pragmatismo e idealismo. Valoran la autenticidad, la diversidad y el bienestar personal. Sus decisiones en ámbitos como la educación, las relaciones y el consumo reflejan una generación consciente de sí misma y del mundo que la rodea, buscando constantemente un equilibrio entre sus aspiraciones personales y las realidades globales.
¿En qué son diferentes hombres y mujeres de la generación Z?
Dentro de la Generación Z, existen diferencias en la manera en que hombres y mujeres perciben la vida, sus prioridades y cómo interactúan con la sociedad. En términos de educación y trabajo, las mujeres tienden a buscar mayores niveles de formación académica, con un creciente interés en carreras relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, aunque siguen enfrentando desigualdades en el mercado laboral. Los hombres, por su parte, han mostrado una mayor inclinación hacia la tecnología, la programación y el emprendimiento digital, valorando la flexibilidad y la independencia económica.
En cuanto a las relaciones y la vida personal, las mujeres de la generación Z han demostrado una mayor disposición a cuestionar las normas de género tradicionales, defendiendo la autonomía y la equidad en las relaciones.
Se observa que son más propensas a posponer o incluso rechazar la maternidad como una obligación social, enfocándose en el crecimiento personal y profesional. En contraste, los hombres han comenzado a adoptar roles más participativos en la crianza y el hogar, aunque aún enfrentan barreras sociales para la expresión emocional y la salud mental.
En el ámbito del entretenimiento y la socialización, las mujeres suelen estar más activas en redes sociales, utilizando estas plataformas tanto para el ocio como para la información y el activismo. Los hombres, en cambio, tienden a involucrarse más en comunidades digitales de videojuegos y tecnología. Sin embargo, ambos géneros comparten un interés común en la diversidad cultural, la inclusión y el bienestar emocional.
Estos contrastes muestran que, aunque comparten una generación y una visión del mundo más progresista, hombres y mujeres zetas afrontan desafíos distintos y evolucionan dentro de un marco de transformación social continuo.
Diferencias con generaciones anteriores
En comparación con la Generación X y los Millennials, la Generación Z ha crecido con mayor acceso a la información y tecnología, lo que ha cambiado radicalmente su forma de aprender, comunicarse y tomar decisiones. Mientras que las generaciones anteriores valoraban la estabilidad laboral y los modelos tradicionales de familia, los zetas priorizan la flexibilidad, la diversidad y la inclusión.
En el pasado, los jóvenes encontraban entretenimiento en actividades presenciales como discotecas, cines y reuniones sociales, mientras que los zetas optan por la socialización digital. También han cambiado sus hábitos de consumo: los Millennials impulsaron el auge del café y el consumo de alcohol, mientras que la Generación Z se va por opciones saludables y sostenibles. En cuanto a valores, los jóvenes de hoy muestran una mayor preocupación por el medio ambiente y los derechos humanos que las generaciones anteriores.
Los jóvenes zetas están redefiniendo el mundo en que vivimos. Con una visión pragmática, tecnologizada y socialmente consciente, desafían los modelos tradicionales en casi todos los ámbitos de la vida. A medida que continúan creciendo y asumiendo posiciones de liderazgo, será clave entender sus valores y prioridades para anticipar los cambios que marcarán en el presente y futuro.
Si deseas profundizar sobre este tema o consultarnos, puedes escribirnos a psicologosgessen@hotmail.com. Que la Divina Providencia del Universo nos acompañe a todos. Nos vemos en la próxima entrega…
María Mercedes y Vladimir Gessen, psicólogos
(Autores de “Maestría de la Felicidad”, “Que Cosas y Cambios Tiene la Vida” y de “¿Quién es el Universo?”)
Comments