En poco más de un mes, pocos días en realidad, se llegará al 10 de enero del 2025. De aquel proceso electoral, que para muchos fue el punto de inflexión entre un antes y un después, está fresco y más vigente que nunca en los venezolanos del país profundo y de quienes estamos afuera.
Para muchos es quizás surrealista, un momento que al llegar definirá el cambio de dirección en la política de nuestro país. El Chavo/Madurismo grita y patalea diciendo que no pasará nada, pero ellos saben que tienen el tiempo contado.
En los últimos días se han venido pronunciando diferentes países, finalmente reconociendo que el Embajador Edmundo González efectivamente es el presidente electo y que es él quien debe asumir el cargo llegado el día previsto del mes de enero 2025.
Ya han pasado muchos días desde el proceso electoral del 28 de julio y aún el Consejo Nacional Electoral no aclara de dónde y cómo emitió los resultados escuetos y sin basamento que se conoce. Casi podríamos decir que quien los anunció los tenia anotados en una servilleta. El acto fue una burla y definitivamente, un fraude a la nación entera.
Posteriormente, en pleno desconocimiento de todo acto electoral real, el CNE permitió el desvío de su potestad constitucional, recayendo en la Sala Electoral de un Tribunal Supremo de Justicia que responde a intereses oficialistas, por lo que carece de credibilidad para millones de venezolanos y de extranjeros, una instancia que le solicitó a los participantes en la contienda electoral, que consignaran las Actas de Escrutinio y por el contrario, no se las exigió con la misma fortaleza a quien está llamado a hacerlo es decir al ente rector,
"Cosas veredes, amigo Sancho" diría el gran Caballero de la triste figura.
Mientras tanto, nos encontramos ante un verdadero fraude continuo, que no es más que un delito, el cual consiste en una serie de acciones u omisiones que violan la norma jurídica misma y tienen como objetivo un mismo resultado: que Nicolás Maduro se juramente y que siga el bochinche sin consecuencias.
Cada acción que constituye el fraude continuo representa un delito consumado o intentado, pero todas se valoran juntas como un solo delito. En este caso, uno de los principales es el de desconocer la voluntad de cambio por la vía pacífica de millones de conciudadanos, lo que incluye a muchos seguidores del propio Chavismo, cansados ya de tanto mal manejo de los asuntos públicos entre otras cosas, corriendo la arruga de una crisis que parece jamás terminar.
Para el momento de escribir el presente artículo, se desarrolla el intento de violar los espacios de la Embajada de la República de Argentina en Caracas, lo que constituye una grave violación al derecho internacional, por decir lo menos. Los eventos con la detención arbitraria de menores de edad aún no concluye y así, existen miles de acciones que ejecuta un régimen que sencillamente se sabe perdido.
María Corina Machado, hace cuestión de horas, declaró que: “El 10 de enero es una fecha clave, y debemos dirigir todas nuestras fuerzas hacia ese día”. La dirigente, quien aseguró que el régimen de Maduro está más aislado que nunca, destacó que no hay vuelta
atrás en el camino hacia el cambio y reafirmó el compromiso de seguir adelante.
Entonces el enfoque debe ser ese. No hablar o pensar en ningún otro cambio que no conlleve a que el Embajador asuma como Presidente el próximo 10 de enero. Mucho más sabiendo que el mundo reconoce la naturaleza autoritaria del régimen de Maduro.
La unidad lograda entre diversos sectores de la sociedad venezolana, tanto dentro como fuera del país, sin distingo de lados es un gran logro. Están los de izquierda y derecha, ricos y pobres, todos unidos para luchar contra la dictadura. Es una realidad incuestionable. Por eso el fraude no les funciona y el tiempo con su avance les indica que ya todo se les terminó. Así de simple y sencillo.