Paula con velas. EspaƱa y Portugal sin luz
- MÔximo Rondón Aguirre
- hace 4 horas
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Paula no imaginaba que el dĆa de su cumpleaƱos serĆa el mismo en que EspaƱa volverĆa a darse cuenta de su propia fragilidad. A primeras horas del mediodĆa de hoy 28 de abril, se fue la luz. Pero este no era un apagón cualquiera. Pasaban las horas y la oficina seguĆa a oscuras. Empezaban a llegar mensajes desde distintos puntos de la penĆnsula reportando la caĆda del servicio elĆ©ctrico. La situación escapaba de la normalidad.
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Sin poder usar los ordenadores y con una conexión a Internet y lĆneas telefónicas muy inestables, comenzamos a bromear, pero tambiĆ©n a ser conscientes de todo lo que implica una caĆda de este tipo: cajeros electrónicos, puertas de garaje, semĆ”foros, supermercados⦠Pensamos en los aeropuertos y en los hospitales, que en muchos casos podĆan abastecerse de momento con generadores. Por un momento, no fue posible saber quĆ© ocurrĆa con nuestros seres queridos. SabĆamos que esta situación no era normal y empezamos a suponer que, detrĆ”s de todo, habrĆa como mĆnimo un ataque cibernĆ©tico.
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En los breves momentos en que volvĆa la conexión a Internet, pudimos confirmar garcĆas mensajes de WhatsApp de amigos y familiares nos enviaban desde distintos puntos de EspaƱa y desde el resto de Europa, y por lo que veĆamos en los portales de noticias que el apagón era generalizado y que incluĆa aĀ PortugalĀ pequeƱas zonas, muy concretas de Francia.
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Llegó mi hora de salir de la oficina, y al pasearme por las calles algunas escenas me recordaron los dĆas previos al confinamiento por la COVID-19: la gente comentando la situación, enfrentando la incertidumbre.Ā SĆ, Occidente es muy frĆ”gil. Lo supimos en la Ć©poca de la pandemia y vuelve a quedar en evidencia ahora, cuando las amenazas de guerra flotan en el ambiente. En otros paĆses ya se tomaban en serio el kit de supervivencia desde hacĆaĀ mucho tiempo. QuizĆ” en EspaƱa sea el momento de hacerlo tambiĆ©n.Ā Yo, sin duda. Sin electricidad ni Internet, resultaban fundamentales una radio a baterĆas y una linterna.
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Ā Es un dĆa soleado, asĆ que aprovecho para dar un paseo. De vez en cuando me siento en algĆŗn banco y voy escribiendo este artĆculo con mi telĆ©fono móvil.Ā En realidad, no quiero subir a casa: no funciona el ascensor y son seis pisos hasta mi Ć”tico. Tampoco puedo cocinar, ya que dependo de la electricidad.Ā Todas son buenas excusas para quedarme en la calle, disfrutando de un dĆa primaveral. Pienso en Paula. Seguramente, imaginó que el dĆa de su cumpleaƱos encenderĆa el nĆŗmero de velas acorde a su edad. Pero nunca imaginó que se convertirĆa en uno en el que EspaƱa se verĆa obligada a reconocer, una vez mĆ”s,Ā su propia debilidad. La misma en la que se puede ver reflejado todo Occidente. MĆ”s allĆ” de las causas, dependemos enteramente de la electricidad, y algo o alguien, puede dejarnos fĆ”cilmente sin ella.
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Ā Al cierre, ya en casa, habĆanĀ pasado casi seis horas de apagónĀ y volvĆ a tener electricidad a las 17:37Ā h, hora peninsular espaƱola. Cerca de las 18:00 horas compareció el Presidente del Gobierno, Pedro SĆ”nchez, asegurando que ālas próximas horas serĆan crĆticasā. Hizo un llamado al uso responsable de las lĆneas telefónicas, pidió limitar al mĆ”ximo los desplazamientos y advirtió que no se descartaba ninguna hipótesis sobre el origen de los apagones. Para las 19:00 horas se esperaba una nueva reunión del Consejo de Seguridad Nacional.Ā En algunos lugares de EspaƱa, el suministro aĆŗn no se ha restablecido, informa Televisión EspaƱola a las 18:50. El comportamiento ciudadano, aseguran desde la cadena pĆŗblica, estĆ” siendo ejemplar.