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Foto del escritorNoel Álvarez

¿Quién está asesinando a mis amigas?


Foto: Pixabay

"La biodiversidad se conoce como el número de especies totales que habitan en un determinado ecosistema y que, las relaciones e intercambios de energía entre ellas, forman el equilibrio ecológico”, explica el ambientalista español, Germán Portillo. Como seres humanos dependemos de los recursos naturales para satisfacer nuestras necesidades y realizar las actividades económicas. Esos recursos naturales no estarían disponibles si no existiera un equilibrio ecológico.


En todos los ecosistemas, las especies que los conforman ejecutan diversas actividades. Pensando en esto último, ¿Qué utilidad o función pueden tener las abejas para beneficio del ser humano?, se pregunta Portillo, al mismo tiempo que efectúa la siguiente reflexión: “El ser humano con sus actividades genera graves impactos en el medioambiente, por los cuales, las abejas están siendo gravemente afectadas”. Este problema consiste en que una cantidad considerable de abejas obreras va desapareciendo de las colmenas de manera repentina.


La función principal o el servicio ecosistémico que ofrecen las abejas es la polinización, ya que, muchísimas especies de plantas, las necesitan para poder reproducirse. Al igual que las plantas, el ser humano necesita de las abejas para poder polinizar el 60% de las frutas y verduras que existen y que, de no ser fecundadas, simplemente desaparecerían.

Allí está el meollo del problema, las que están encargadas de polinizar y de traer alimento a la colmena, son las abejas obreras, siendo así, las mejores y más eficientes polinizadoras de la naturaleza, responsables de la reproducción y perpetuación de miles de especies de plantas, la producción de alimentos, cuidar el medio ambiente y mantener el equilibrio de los ecosistemas.


Las abejas polinizan más de 25.000 especies de plantas con flores. Sin estos insectos la actividad agrícola tendería a la extinción. Es por ello, que la desaparición de las abejas implicaría graves desequilibrios en la estabilidad de la economía mundial. Albert Einstein afirmó que “si las abejas desaparecieran de la faz de la Tierra, el ser humano no tardaría ni siquiera cuatro años en desaparecer”. Suponiendo que las abejas se extinguieran o disminuyeran su población mundial, a tal punto que no pudieran cumplir su función de polinizar, el equilibrio ecológico de los ecosistemas se vería afectado negativamente. Todas las especies de animales que dependen de las plantas morirían. Significaría una extinción masiva de especies animales y vegetales, ya que, sin la polinización, no podrían reproducirse.


La mayoría de las personas ignoramos el papel que desempeñan las abejas, estos insectos son los responsables de que tengamos, por ejemplo, manzanas, pepinos, fresas, cebollas… y miel, naturalmente. A pesar de que hay otros insectos polinizadores como las mariposas, moscas, polillas, pájaros, entre otros, las abejas son los polinizadores principales de aproximadamente un tercio de todos los cultivos en el mundo. Por lo tanto, si se mueren se produciría un descenso de la producción de determinados alimentos.


“Con respecto a los alimentos, frutas y vegetales como la fresa, el arándano, el pepino, el algodón, la soya, el melocotón, la calabaza, la cebolla, las castañas, entre muchas más, dependen directamente de la polinización de las abejas. Por lo que su muerte o desaparición no solo implica una disminución de la calidad de estos frutos, sino además la pérdida de la biodiversidad, de frutas, y de gran parte de los alimentos que forman parte de nuestra vida diaria”, acota Portillo.


En mis tiempos de mozalbete, una de mis actividades, en las montañas del Batatillo, era buscar miel de abeja, junto a los lebreles de mi difunto padre. Conociendo la importancia de estos apreciados insectos, me sumo a quienes claman por la disminución de los principales factores que diezman las colonias de ellos, entre los cuales identifico, la deforestación; el deterioro de los ecosistemas; las prácticas agrícolas inadecuadas; el uso de pesticidas, y hasta el cambio climático. Finalmente, me aventuro a proponer algunas posibles soluciones: Profundizar sobre el uso de energías alternativas para disminuir el impacto del cambio climático; capacitar a los agricultores para buscar alternativas al control de plagas; exponenciar la rotación de cultivos e incrementar el intercambio de conocimientos entre científicos, industria, agricultores y comunidades, a fin de encontrarle salida a un problema que nos afecta a todos.


*Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE





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