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Foto del escritorEnrique Rondón Nieto

Real Madrid se llevó la Copa de la Intercontinental con 3 - 0


El equipo de Ancelotti continúa sumando trofeos. Foto: Real Madrid

El Real Madrid consiguió su segundo título de la temporada. Tras la Champions, la Supercopa, y ahora la Intercontinental con un 3-0. Son dos de los premios de propina que permiten al equipo de Ancelotti presumir de triunfos mientras el resto de equipos miran los partidos del campeón y siguen con sus cosas en inverno. La Intercontinental ya no tiene el valor que tenía porque una de las consecuencias de la desigualdad es que ha restado valor a los partidos entre clubes de diferentes continentes, pero al equipo de Ancelotti le sirve para sumar y poner otra pica en el visitadísimo museo de trofeo y, sobre todo, para sentir que hay una serie de cosas que empiezan a salir bien y eso permite ser optimista para el futuro.


Una de esas cosas fue el modo en el que se encontraron durante bastantes jugadas los hombre de arriba. Sin miedo, Ancelotti planteó un partido con Mbappé, Vinicius, Bellingham y Rodrygo y lo lo mejor del encuentro llegó cuando combinaron por el centro del ataque.

Rápidos, precisos y con ganas, los futbolistas de ataque dejaron miguitas interesantes de lo que puede ser si coinciden en estados de forma. Bellingham ya está a tope, Vinicius es el mejor y cada partido que pasa Mbappé tiene mejor cara. En Doha se mostró muy participativo en el juego colectivo, aportando soluciones al primer toque para intentar abrir la defensa rival. Fue un futbolista más motivado que hace unas semanas y, por tanto, más importante. Además, en su primera Intercontinental, marcó. Ya ha jugado y marcado en la Supercopa y aquí, es lo que tiene el Real Madrid amigos.


Su valor en el gol fue ir al desmarque y mostrarse a un Vinicius que dejó uno de esos regate que van a tener que disimular mucho los que votan en los premios para hacer que no lo han visto. Bellingham se la dio en profundidad y el brasileño, con una rápida bicicleta se deshizo del portero y encontró al punta francés.


El Pachuca, con el gol en contra, se dio por vencido. En realidad, casi se dio por vencido cuando, después de salir a todo trapo, vio cómo Courtois le negaba un par de remates. Era la única baza del equipo mexicano: salir, apretar y meter un gol con el que intentar sobrevivir el resto del partido. No salió, el Madrid le echó para atrás y después, ya, fue cuestión de tiempo. Sólo reaccionó un poco en la segunda mitad, pero siempre con precaución, como quien juega contra mayores y sabe que en algún momento se va a hacer daño.


El Pachuca no dio guerra y el Madrid se lo tomó con mucha calma. No le hacía falta nada. Era bonito ver combinar a los de arriba, era, principalmente, esperanzador, pero no duró mucho porque ni hizo falta.


Con información de larazon.es


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