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¡Reiníciate! Apaga el ruido y enciéndete tú

Baja el volumen digital y sube el de tu conciencia. Vuelve a ti, desactiva el piloto automático, y reencuéntrate fuera de la hiperconexión.

La supra inmersión digital —ese estado en el que estamos constantemente conectados a dispositivos, notificaciones y redes sociales— en determinadas circunstancias nos evita ser quienes realmente somos, y tendríamos que resetearnos. La intensidad y presión de grupo nos hace aceptar comportamientos sociales que a veces entran en contradicción con nuestra conducta personal. Es cuando deseas volver a ti mismo. Pero no será fácil, quizás requiera de un camino consciente y balanceado para recuperar esa paz o tranquilidad mental, el ser como somos y regresar al bienestar, dejando atrás la prisa, el ruido y los extremos de la vida digital generalmente acelerada. Podemos simplificar, reconectarnos con lo esencial y vivir con más autenticidad y serenidad…

 

Vivir con nosotros mismos o dejar de hacerlo con la hiperconexión

 

Los smartphones nos acompañan al despertar, durante las comidas, en el trabajo, en los momentos de descanso y hasta en la intimidad de nuestras camas antes de dormir. Las redes sociales, las notificaciones, los correos electrónicos, los mensajes y las videollamadas nos mantienen inmersos en un océano digital sin pausas ni orillas, pero… ¿A qué precio?

En nuestra práctica como psicólogos y en nuestra labor periodística, hemos sido testigos de una transformación profunda en la mente moderna. A medida que la hiperconexión se convierte en norma, emergen nuevas formas de ansiedad, agotamiento emocional, trastornos del sueño, pérdida de atención, adicciones conductuales y, quizás lo más alarmante, una creciente desconexión con uno mismo.

 

La paradoja de la hiperconexión

 

La tecnología ha sido una bendición en muchos sentidos ya que ha acortado distancias, facilitado el acceso al conocimiento y nos ha brindado herramientas antes impensables. Sin embargo, su uso excesivo e indiscriminado ha creado una paradoja, la de que estamos más conectados que nunca… y al mismo tiempo, más solos, más distraídos, más sobre estimulados y menos presentes.

Los datos son contundentes. Diversos estudios muestran que el uso prolongado de redes sociales está directamente relacionado con un aumento en los niveles de ansiedad y depresión, particularmente en adolescentes y jóvenes adultos.

Por otra parte, las comparaciones constantes con vidas “perfectas” en línea distorsionan la percepción de la realidad, afectando la autoestima y fomentando un malestar silencioso pero persistente.

Además, no se trata solo de los jóvenes, ejecutivos, padres de familia, estudiantes y trabajadores de todos los sectores sienten la presión de “estar siempre disponibles”, respondiendo al instante y siendo productivos hasta en el tiempo libre. El resultado es la fatiga mental, el insomnio, estrés crónico y una desconexión progresiva de la experiencia humana auténtica.

 

La mente saturada

 

La psicología cognitiva y neuropsicológica, nos explica que el cerebro necesita pausas. Por ello dormimos o descansamos de forma instintiva. Hacer más de una tarea a la vez, especialmente más de una tarea compleja, afecta la productividad. Los procesos de atención, memoria y toma de decisiones se ven comprometidos cuando estamos bombardeados constantemente por estímulos. La multitarea digital —cambiar entre apps, mensajes, videos y redes— no solo disminuye nuestra productividad real, sino que deteriora nuestra capacidad de concentración profunda.

Al mismo tiempo, la recompensa inmediata que brindan los “likes” o las notificaciones activa circuitos de dopamina en el cerebro, similares a los de las adicciones. Cada nueva interacción nos da una pequeña dosis de placer… aunque también nos vuelve más dependientes de esa estimulación. Aprendemos a querer estar “dopaminizados”…

¿Estás "dopaminizado"?

 

Estar "dopaminizados" se refiere a un estado en el que nuestro cerebro se vuelve dependiente de los picos constantes de dopamina, una sustancia química de nuestro cuerpo que genera sensaciones de placer y recompensa. Las redes sociales están diseñadas precisamente para estimular esta droga natural para premiar comportamientos de supervivencia del ser humano, como hacer el amor. En el caso de las redes sociales, cada like, comentario, notificación o nueva publicación que vemos, activa este sistema de recompensa en nuestro cerebro.

Cuando esto ocurre de manera repetitiva y constante, el cuerpo se acostumbra a esos estímulos y comienza a necesitarlos para sentirse bien. Así surge una especie de adicción conductual: Revisamos compulsivamente el celular, buscamos validación externa, y sentimos ansiedad o vacío cuando no hay actividad en nuestras redes.

Aunque la dopamina es una sustancia natural del cuerpo, la adicción a ella puede ser igual de dañina que una adicción a una droga externa. ¿Por qué? Porque altera nuestra capacidad de pensamiento y de uso cognitivo, de disfrutar cosas simples, de tolerar el aburrimiento, y puede llevarnos a vivir en función de la estimulación constante. Es como si estuviéramos programados para no desconectarnos nunca, y eso afecta nuestra salud mental, nuestras relaciones y nuestra productividad.

En resumen, estar "dopaminizados" por las redes es vivir con el cerebro en modo de “búsqueda constante de placer inmediato”, lo que nos puede desconectar del mundo real, del presente y de nosotros mismos. Por ello decimos que ser adictos, incluso a algo que produce nuestro propio cuerpo, no es saludable, sobre todo si perdemos el control sobre ello.

Al adoptar estrategias para reducir la hiperconexión, las personas intentan retomar el control de su uso digital, disminuir el estrés mental causado por estar siempre conectadas y establecer una relación más equilibrada y consciente con la tecnología.

 

La desconexión emocional

 

Pero más allá de lo neurológico, hay un aspecto humano esencial, como es la desconexión emocional. Al sustituir conversaciones cara a cara por emojis y mensajes breves, se debilitada nuestra capacidad de empatía, escucha y conexión profunda. Incluso, nuestras relaciones más cercanas se ven afectadas por la presencia constante de pantallas.

¿Qué pasa con la contemplación? ¿Con el silencio? ¿Con nuestras reflexiones y pensamientos profundos y con el aburrimiento creativo?, todo esto tan necesario para que emerjan ideas, emociones y sueños? En nuestra práctica clínica, muchos pacientes expresan sentir “un vacío”, una falta de sentido, una desconexión consigo mismos. Y en muchos casos, la raíz está en el ruido constante del mundo digital que no permite el encuentro interior.

 

El caso de Laura

 

Laura, española de 30 años, es una mujer casada. Va a consulta por estar decepcionada de su marido quien la sustituye cada vez más por su smartphone al decir de ella. Marta Ríos, de 40 años, es la psicóloga clínica y está especializada en relaciones de pareja y adicciones digitales

Laura: (Suspira) Dra. Ríos, no sé por dónde empezar... Me siento ignorada, sola. Mi marido ya no me mira, no me escucha… está todo el día enganchado al móvil. Las redes sociales son como su mundo paralelo, y yo... simplemente no existo.

Psicóloga: Te entiendo, Laura. ¿Podrías contarme un poco más sobre lo que estás viviendo? ¿Desde cuándo notas esta situación?

Laura: Hace más de un año, pero se ha ido agravando. Antes revisaba el móvil de vez en cuando, como todos… pero ahora está todo el día pegado a la pantalla. Se levanta con el móvil, desayuna con el móvil, y en la cena ni siquiera me mira. Hablo y es como si hablara sola. Y no le hablo de tonterías, ¿eh? Le cuento cosas importantes, de cómo me siento, del trabajo, de la casa... Nada. No está.

Psicóloga: ¿Y cómo te hace sentir eso?

Laura: Vacía. Despreciada. No me siento su mujer… y para serle honesta, empiezo a pensar que esas “amigas” que tiene en redes le interesan más que yo. A veces incluso me planteo si está teniendo algo con alguna… aunque sea virtual. No me sorprendería si tiene una relación sexual online. Lo noto distante, frío… y conmigo ni contacto físico quiere.

Psicóloga: Laura, lo que describes es algo cada vez más común: relaciones afectivas afectadas por la adicción digital. El uso excesivo del smartphone, especialmente de redes sociales, puede interferir gravemente en la vida de pareja, generando lo que llamamos “infidelidad emocional digital”, incluso sin que haya contacto físico. Lo importante ahora es cuidar tu salud emocional y darte herramientas para afrontar esto. ¿Quieres que trabajemos juntas en un plan?

Laura: Sí, por favor. Ya no sé qué hacer.

 

Intervención de la psicóloga

Psicóloga: Lo primero Laura, es que esto no es tu culpa, y segundo, es necesario distinguir entre tres aspectos clave. Uno, es su adicción a las redes, podríamos estar frente a una forma de dependencia conductual. El uso excesivo de redes libera dopamina, generando placer inmediato, lo que lo lleva a repetir el comportamiento y aislarse del entorno real… en este caso, tú. Dos, es el descuido afectivo. Su conducta está impactando negativamente tu autoestima y tu estabilidad emocional. Esto es importante abordarlo desde el derecho que tienes a ser escuchada, valorada y respetada en la relación. Tres, es la sospecha de infidelidad digital, porque aun cuando no haya contacto físico, puede haber una traición emocional. La percepción de que él prefiere a otras personas por encima de ti puede doler tanto como una infidelidad tradicional.

Psicóloga:¿Qué puedes hacer ahora? Establecer una conversación firme y empática:Busca un momento en que él no esté con el móvil y dile claramente cómo te sientes. Usa frases desde el “yo”, como sería expresiones como “Me siento sola y desconectada de ti. Siento que tu atención está siempre en el móvil, y eso me duele.”

Evita culpar, pero sé directa. Expresa tu necesidad de reconectar.

Luego debes poner límites claros. Plantéale algunas reglas en casa para fomentar la desconexión como no usar móviles durante las comidas, una hora sin pantallas antes de dormir y un día a la semana con tiempo en pareja sin redes. Puedes proponerlo como un “reto juntos”, y no como si fuera que lo estás castigando. Si hay problemas con eso proponle una terapia de pareja. Si él acepta, es lo ideal. En muchas ocasiones, quien está adicto no es consciente de cuánto afecta a los demás. Una sesión conjunta puede abrirle los ojos y ayudar a reconstruir el vínculo.

Laura: Y si él se niega o minimiza…Psicóloga: Entonces, es momento de que tomes las riendas de tu bienestar emocional. Te propongo en ese caso que continues en la terapia individual para fortalecer tu autoestima, y definir tus límites y evaluar si quieres cómo lograr seguir o no en una relación con él pero no en la forma en la que no estás siendo vista.

Laura, estar con alguien que no te presta atención, que no te cuida ni emocional ni físicamente, no es justo. Podemos trabajar juntas para que recuperes tu poder personal, ya sea para mejorar la relación o para tomar decisiones que te devuelvan la paz y la dignidad.

Laura: Gracias, Dra. Ríos… Siento que por primera vez alguien me escucha. Necesito ayuda para salir de este pozo.

Psicóloga: Y la tendrás. Estás dando el primer paso al buscar ayuda, y eso ya es un acto de amor propio muy valioso.

 

La ruta hacia el equilibrio

¿Cómo resolver el problema?... Tenemos una propuesta en tres niveles. Como psicólogos y periodistas, creemos que no se trata de demonizar la tecnología, sino de aprender a usarla con conciencia. Proponemos un enfoque en tres niveles:

El primer nivel es ofrecer a los más pequeños educación emocional y digital desde la infancia para enseñar a niños y jóvenes a identificar sus emociones y a gestionar el uso de los dispositivos de hipercomunicación.

Exigir que se incluyan en los programas escolares talleres sobre bienestar digital, atención plena y empatía, y en caso contrario, procurarle esta opción a los niños y adolescentes. También, promover el juego libre, la lectura física, la escritura a mano y los hobbies no digitales, entre otros entretenimientos.

En segundo nivel, debemos promover una salud digital en la vida adulta. Lo primero, es establecer horarios de uso de pantallas, especialmente antes de dormir. Crear “zonas libres de tecnología” en casa, como el comedor o el dormitorio. Practicar el “día de desconexión” una vez a la semana para reconectar con lo esencial y reemplazar, parte del tiempo en redes, con actividades creativas, deportivas o de contacto humano real.

En tercer nivel, es crear una cultura del equilibrio en las organizaciones, instituciones o empresas, promoviendo políticas laborales que respeten la desconexión fuera del horario de trabajo. Educar a los líderes sobre el impacto de la hiperconexión en la salud mental de sus equipos y, como comunicadores, generar contenidos que inspiren a la pausa, la introspección y el bienestar integral, sin desconocer la importancia de las interacciones sociales y de libertad de expresión que implican las redes sociales y todo tipo de medios.

 

El reto de nuestro tiempo

 

La revolución digital no tiene vuelta atrás. Pero sí podemos elegir cómo vivirla. Podemos decidir que la tecnología sea una herramienta al servicio del ser humano, y no al revés. Podemos crear una nueva cultura: la de la “desconexión consciente” como forma de sanación, de reencuentro, de salud y de felicidad.

Desconectarse no es aislarse del mundo. Es, paradójicamente, la vía para reconectarse con lo que más importa: con uno mismo, con los otros y con la vida.

 

Impacto de las redes sociales en la salud mental

 

La creciente preocupación por cómo las plataformas digitales afectan el bienestar psicológico ha sido un tema central y ha trascendido más allá de la preocupación de los profesionales de las ciencias de la conducta en la actualidad. Estudios recientes indican que el uso excesivo de redes sociales puede incrementar niveles de ansiedad y depresión, especialmente entre adolescentes. Además, fenómenos como la "adicción digital" están siendo ampliamente debatidos en la comunidad psicológica. Así, los adolescentes que pasan más de 3 horas al día en las redes sociales pueden tener un mayor riesgo de problemas de salud mental, particularmente problemas de internalización. La cantidad de adolescentes en Estados Unidos que padecen trastorno depresivo mayor o presentan síntomas de depresión ha crecido significativamente. Además, en los últimos 20 años, las cifras de intentos y muertes por suicidio entre jóvenes han aumentado de forma alarmante. Los resultados de las investigaciones apuntan a que el uso intensivo de las redes sociales puede tener consecuencias negativas en los jóvenes, como el aislamiento social, la confusión entre la realidad y el mundo digital, la disminución del interés por otras actividades, así como el desarrollo de depresión, ansiedad, problemas de salud física y bajo rendimiento académico.

 

Tendencias de bienestar digital

 

En respuesta al agotamiento digital, ha surgido una tendencia promocionada por el Departamento de Salud de EEUU hacia la "desconexión" y la adopción de actividades analógicas. Muchas personas están optando por reducir el uso de smartphones y participar en pasatiempos tradicionales como tejer o cocinar, buscando mejorar su bienestar mental y reducir el estrés asociado a la hiperconectividad.

 

El re-despertar de la conciencia

Tal vez ha llegado el momento de hacernos una pregunta tan simple como poderosa: ¿Quién soy cuando no estoy conectado?... Quizás en ese silencio, al apagar la pantalla, nos reencontremos con una voz olvidada, la nuestra. Volveremos a mirar a los ojos a quienes amamos, a escuchar sin distracciones, a leer sin interrupciones, a dormir profundamente, a reír con el cuerpo y no con un emoji. ¿Redescubriremos el poder de estar presentes? ¡Completamente!

Porque desconectarse —cuando se hace con conciencia— no es alejarse del mundo, sino acercarse a lo más genuino: a nosotros mismos, a nuestra paz, a nuestra humanidad.

El equilibrio no está en rechazar la tecnología, sino en hacer uso de ella. En no permitir que nos robe lo esencial. La pausa no es pérdida de tiempo, es recuperación de sentido.

No se trata de dejarlo todo, sino de elegir mejor. Aprende a gestionar tu energía y tu tiempo. Puedes vivir conectado sin estar atrapado. Organiza tu entorno digital para que te sirva, no para que te consuma. Practica límites tecnológicos lo que te permite avanzar hacia una vida más plena y ordenada. Encuentra un ritmo más humano: menos urgencia, más intención.

Como psicólogos y periodistas, lo vemos cada día en nuestros pacientes y en la sociedad: una vida más plena es posible si elegimos dejar de sobrevivir hiperconectados para empezar a vivir verdaderamente conectados con lo que importa.

Por eso, hoy te invitamos —como un gesto de valentía— a apagar el mundo por un momento, y encender tu mundo interior otra vez. La ruta hacia el equilibrio no comienza en el wifi… ¡Comienza en ti!

Si deseas profundizar sobre este tema o consultarnos, puedes escribirnos a psicologosgessen@hotmail.com. Que la Divina Providencia del Universo nos acompañe a todos. Nos vemos en la próxima entrega…

 

 

 

 

2 commentaires


Harry Parker
Harry Parker
hace 14 horas

In today’s fast-paced academic life, students often find themselves racing against deadlines, especially when distractions take over. Amidst the noise, staying focused becomes tough, and that’s when Last minute Assignment Help can be a lifesaver. Many students turn to trusted platforms like MyAssignmenthelp to regain control and meet deadlines efficiently. When it’s time to reboot and reconnect with yourself, having academic support can give you the clarity and space you need to perform at your best.

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Vladimir Gessen
Vladimir Gessen
hace 4 días

Apreciado lector, hola, por favor déjanos tus comentarios. Gracias por leernos...

María Mercedes y Vladimir Gessen, Psicólogos. psicologosgessen@hotmail.com


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