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Foto del escritorMaria Mercedes y Vladimir Gessen

Saber cuándo pensar rápido o lento cambia tu vida

Tus dos sistemas de pensamiento son claves que transforman tu vida. Decide en un instante, o hazlo con calma, pero cada uno en su momento

Las preguntas que debemos hacernos

 

Pensar rápido salva vidas, pero hacerlo lento puede cambiar una decisión. ¿Sabes cuándo activar el pensamiento lento? Se trata del instinto o la razón: dos fuerzas que moldean tu vida. Debemos usarlas en el momento adecuado pensando lenta o rápidamente. ¿Eficiencia o precisión? ¿Cómo podemos ayudar a nuestra mente a decidir entre actuar con urgencia o reflexionar con serenidad?

 

¿Dos formas de pensar?

 

Todo cambia vertiginosamente y cada día surgen situaciones que nos llaman a reentrenar nuestra conducta instintiva así como la racional. En 2011, Daniel Kahneman, psicólogo y premio Nobel de Economía, publicó un libro que transformaría para siempre nuestra comprensión de la mente humana: Pensar rápido, pensar lento. En él, Kahneman expuso una teoría tan poderosa como inquietante: nuestras decisiones, desde las más triviales hasta las más trascendentales, están dominadas por dos sistemas de pensamiento que actúan como las fuerzas invisibles de nuestra cognición.

En los años recientes, esta teoría no solo ha evolucionado con nuevas investigaciones, sino que también ha influido en campos tan diversos como la psicología clínica, la neurociencia, la educación, el marketing y la inteligencia artificial.

 

La base de todo: Los dos sistemas de pensamiento

 

Kahneman describe dos sistemas que controlan cómo pensamos y tomamos decisiones. Uno que él denomina el Sistema 1, el cual es de conducta automática, rápida e intuitiva, que es el que se manifiesta cuando reconoces el rostro de un amigo en una multitud, o reaccionas instintivamente al frenar un coche, o al huir o defenderte ante un peligro inminente. El pensamiento rápido es eficiente, aunque solo para determinadas circunstancias.

El otro, el Sistema 2 del autor es el del pensamiento deliberado, lento y analítico. Se activa cuando resuelves un problema matemático complejo o decides qué carrera estudiar. Es preciso, consume mucha energía mental y requiere esfuerzo racional. Esta conducta es eficaz pero depende para qué se use.

Estos sistemas trabajan en tándem, pero en ocasiones no se logra usar de manera armoniosa. El riesgo es que uses el pensamiento rápido cuando requieres pensar detenidamente, como cuando haces una inversión. Igual ocurre cuando decides pensar lentamente en situaciones de peligro o riesgo y el no decidir tan rápido como puedas. te puede costar la vida.

 

Caso de Eduardo y el pensamiento intuitivo

Eduardo, un hombre de 38 años, acude a consulta psicológica buscando ayuda para manejar lo que describe como "decisiones impulsivas" que le han generado problemas en su vida personal y profesional. Aunque es gerente en una empresa de tecnología y tiene una carrera exitosa, reconoce que sus respuestas rápidas, basadas en instintos y emociones, le han costado relaciones importantes y oportunidades laborales.

 

Primera sesión con la psicóloga: Explorando el problema

 

Psicóloga: Hola, Eduardo. Gracias por venir. Cuéntame un poco más sobre lo que te trae aquí.

Eduardo: Gracias, doctora. Siento que, aunque tengo éxito en mi trabajo, tomo decisiones sin pensarlas. Muchas veces me arrepiento después. En el trabajo, he aprobado proyectos que luego resultaron ser un desastre porque confié demasiado en mi instinto. En casa, he tenido discusiones con mi pareja porque suelo reaccionar sin pensar.

Psicóloga: Entiendo. Lo que describes suena como un conflicto entre tus respuestas automáticas e impulsivas y tu capacidad para reflexionar antes de actuar. Esto está relacionado con algo que conocemos en psicología como los sistemas de pensamiento rápido y lento. ¿Has oído hablar de ellos?...

Eduardo: No, pero suena interesante.

Psicóloga: En términos simples, tu mente funciona con dos sistemas principales: El pensamiento rápido, o sistema 1, que es automático e intuitivo. Es lo que usas para decisiones rápidas, como evitar un obstáculo en la calle. El pensamiento lento, o sistema 2, es deliberado y reflexivo, lo que usas para analizar y planificar. Ambos son útiles, pero cuando el pensamiento rápido domina en situaciones que requieren análisis, puede llevar a errores o decisiones impulsivas.

Eduardo: Eso tiene mucho sentido. Creo que mi "sistema 1" está fuera de control.

Psicóloga: No es que esté fuera de control, sino que es más dominante en ciertas situaciones. Mi objetivo es ayudarte a identificar cuándo está actuando con ese sistema y cómo activar tu pensamiento reflexivo para tomar decisiones más conscientes. ¿Podrías darme un ejemplo reciente de una decisión impulsiva que tomaste?

Eduardo: Claro. Hace un mes, un colega me propuso un proyecto de inversión en una nueva tecnología. Sin revisarlo a fondo, lo aprobé porque me pareció genial en el momento. Luego descubrimos que el mercado para esa tecnología no era tan grande como pensábamos, y perdimos dinero.

Psicóloga: Esa decisión fue una reacción rápida del sistema 1, basada en tu intuición y en la emoción del momento. ¿Qué pasó después?

Eduardo: Me sentí frustrado conmigo mismo por no haber analizado más los datos.

Psicóloga: Ese sentimiento muestra que tu sistema 2 reconoció que había información que debías haber considerado. Lo que haremos es entrenarte para que esa reflexión ocurra antes de tomar la decisión, y no después.

 

Intervenciones propuestas

La psicóloga le propuso a Eduardo un plan de intervención basado en el equilibrio entre los sistemas de pensamiento rápido y lento. Las estrategias incluyeron el reconocimiento de señales del sistema 1, donde Eduardo llevará un registro de las situaciones en las que tiende a tomar decisiones rápidas e identificará emociones o patrones, como entusiasmo o presión, y que lo lleve a proceder sin pensar.

En segundo lugar, utilizará la técnica de la pausa reflexiva que consiste antes de tomar una decisión, en detenerse durante unos segundos y preguntarse: ¿Tengo toda la información que necesito?, y ¿Qué consecuencias podría tener esta decisión?"

También tendrá actividades para fortalecer el Sistema 2, como resolver problemas complejos “en papel” antes de decidir. Por otra parte, practicará meditación o mindfulness para mejorar el control sobre sus impulsos. Por último, en las sesiones con la psicóloga Eduardo recreará situaciones laborales y personales. Se le presentarán escenarios donde debe decidir, y se le pedirá que explique su proceso de pensamiento.

 

Seguimiento y progreso

 

En una sesión posterior, Eduardo comparte un progreso significativo…

Eduardo: La semana pasada, un proveedor me ofreció un contrato aparentemente atractivo. Sentí el impulso de decir "sí" de inmediato, pero recordé lo que planificamos. Me detuve y pedí un día para analizar los términos. Descubrí que había cláusulas desfavorables que no había notado al principio.

Psicóloga: ¡Eso es fantástico, Eduardo! ¿Cómo te sentiste al tomar esa decisión?

Eduardo: Mucho más seguro. Fue como si finalmente tuviera el control.

Psicóloga: Exactamente. Lo que estás haciendo es equilibrar tus dos sistemas de pensamiento. No se trata de apagar tu intuición, sino de complementarla con un análisis reflexivo cuando sea pertinente y necesario.

 

Conclusión del caso

 

Con el tiempo, Eduardo logró un mejor equilibrio entre su pensamiento rápido y lento. No solo mejoró su desempeño laboral, sino también sus relaciones personales, donde ahora es capaz de responder con calma en lugar de reaccionar impulsivamente. Este caso ilustra cómo el conocimiento y la práctica de esta teoría pueden transformar vidas al fomentar una toma de decisiones más consciente y efectiva.

 

El Caso de Francisco, el bombero que necesita pensar rápido

Francisco, un bombero de 32 años con siete años de experiencia, acude a consulta psicológica preocupado por un problema que está afectando su desempeño laboral. A pesar de ser un profesional competente, siente que, en situaciones de alta presión, "piensa demasiado" antes de actuar, lo que, según él, puede ser peligroso en una profesión que requiere respuestas rápidas e intuitivas.

 

Primera sesión con la psicóloga: Explorando la preocupación

 

Psicóloga: Hola, Francisco. Gracias por venir. Cuéntame qué te ha traído aquí hoy.

Francisco: Doctora, últimamente pienso demasiado cuando estoy en una emergencia. En mi trabajo, cada segundo cuenta, y tengo que decidir rápido. Pero noto que en situaciones críticas, analizo demasiado las opciones y me quedo bloqueado. Esto no solo es frustrante, sino que también puede poner en peligro a mis compañeros o a las personas que estamos tratando de salvar.

Psicóloga: Entiendo. Lo que describes parece ser un conflicto entre tus procesos de pensamiento más analíticos y la necesidad de actuar de manera rápida e intuitiva. ¿Siempre te ha pasado esto, o es algo reciente?

Francisco: Creo que siempre he sido un poco analítico, pero antes parecía tener un mejor equilibrio. En los últimos meses, especialmente después de un incidente complicado, siento que dudo más antes de actuar.

Psicóloga: Francisco, lo que describes tiene mucho que ver con lo que en psicología llamamos los sistemas de pensamiento rápido y lento, uno que actúa automáticamente y con intuición, que es esencial en situaciones como la tuya, donde las decisiones rápidas salvan vidas. El otro es más lento y analítico, es útil en tareas que requieren reflexión profunda, pero puede ser problemático en emergencias. Pareciera que lo que te ocurre es que en ti está dominando el pensamiento lento en momentos donde debería actuar con el rápido.

Francisco: Sí, exactamente. En emergencias, sé lo que debo hacer, pero siento que mi mente se detiene a considerar todas las posibilidades.

Psicóloga: Eso puede ocurrir por varias razones, como el estrés o el perfeccionismo, que hacen que tu pensamiento lento intente tomar el control, incluso cuando tu experiencia debería guiarte. Vamos a trabajar para recuperar la confianza en tu intuición y permitir que tu pensamiento rápido actúe de manera más eficiente. ¿Podrías contarme sobre una situación reciente donde sentiste que tu pensamiento lento te retrasó?

Francisco: Claro. Hace unas semanas, en un incendio residencial, me asignaron la tarea de buscar a una niña que creíamos estaba atrapada en el segundo piso. Cuando subí, vi varias habitaciones y comencé a analizar cuál sería la mejor opción para buscar primero. Perdí varios segundos intentando decidir. Finalmente, elegí una habitación al azar y, por suerte, ahí estaba la niña. Pero después me quedé pensando que, si hubiera tardado más, el resultado podría haber sido trágico.

Psicóloga: Esa experiencia debe haber sido estresante. Lo que sucedió fue que tu pensamiento lento intentó tomar control en un momento donde el entrenamiento y la experiencia deberían haber guiado tu decisión. Vamos a trabajar para entrenar y reducir la interferencia de tu pensamiento lento en emergencias.

 

Intervenciones propuestas

 

La psicóloga diseña un plan para ayudar a Francisco a confiar más en su intuición y a optimizar su capacidad de tomar decisiones rápidas. De primero, se trata participar en ejercicios de simulación que imiten escenarios de emergencia. Estos simulacros le permitirán practicar respuestas rápidas basadas en su entrenamiento y experiencia, reforzando su confianza. En segundo lugar, se identificaran cuándo ocurren los bloqueos mentales durante estos ejercicios. Francisco trabajará en reconocer los pensamientos que lo hacen dudar. Lo cual le permitirá identificar patrones y aprender a ignorarlos en situaciones de alta presión. Luego, con técnicas de visualización de una emergencia, Francisco practicará revisar escenarios críticos y cómo reaccionar de manera rápida y efectiva. Así aprenderá a ubicar los atajos mentales necesarios para activar el pensamiento rápido. Asimismo, Francisco se entrenará en manejo del estrés con técnicas de respiración y mindfulness que serán utilizadas para mantener la calma en momentos de alta presión, permitiendo que el sistema rápido funcione de manera óptima.

 

Progreso en sesiones posteriores

 

Francisco: Doctora, creo que las simulaciones están funcionando. En un incendio reciente, tuve que decidir rápidamente por dónde evacuar a una familia. Sentí que mi mente estaba mucho más clara, y simplemente actué según lo que sabía. No hubo tiempo para dudar, y todo salió bien.

Psicóloga: ¡Eso es perfecto, Francisco! ¿Cómo te sentiste después de la emergencia?

Francisco: Me sentí más confiado. No solo porque tomé la decisión correcta, sino porque confíe en mi experiencia y en lo que he aprendido.

Psicóloga: Eso demuestra que estás fortaleciendo tu Sistema 1. Recuerda que, en tu profesión, tu entrenamiento y tus instintos son tus mayores aliados. Vamos a seguir trabajando para que este equilibrio se mantenga, incluso en situaciones más complicadas.

 

Conclusión del caso

 

A través de simulaciones, técnicas de manejo del estrés y ejercicios de visualización, Francisco logró recuperar la confianza en su pensamiento rápido. Este caso ilustra cómo la teoría del pensamiento rápido y lento puede aplicarse no solo para ralentizar decisiones impulsivas, sino también para fortalecer las respuestas intuitivas en contextos donde cada segundo cuenta.

 

Entrenamiento en emergencias: Preparar el instinto

El entrenamiento para profesionales que trabajan en situaciones críticas, como bomberos, policías y militares, se basa en un principio clave: la repetición intensiva de ejercicios y en escenarios realistas. Este enfoque no solo fortalece la memoria muscular y los reflejos, sino que también permite que las respuestas necesarias se transfieran al Sistema 1 de pensamiento rápido e intuitivo descrito por Kahneman. En contextos donde cada segundo es crucial, confiar en una respuesta instintiva bien entrenada puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

La práctica repetitiva de situaciones no previstas entrena al cerebro para reaccionar automáticamente ante ciertos estímulos. En el caso de un bombero que ha practicado innumerables veces la búsqueda de víctimas en un edificio lleno de humo aprenderá a moverse por los espacios siguiendo patrones establecidos, evaluando rápidamente riesgos y prioridades. Este tipo de entrenamiento convierte acciones complejas en rutinarias y automáticas, reduciendo la necesidad de un análisis deliberado como sería el Sistema 2 de pensamiento lento en el momento de la crisis.

Los simulacros realistas son una herramienta esencial en este proceso. Recrear incendios, enfrentamientos armados, o desastres naturales en entornos controlados expone a los profesionales a escenarios similares a los que enfrentarán en el campo. A través de la repetición, el cerebro asocia señales específicas, como el sonido de una alarma, la vista de humo o el sonido de un disparo, con respuestas adecuadas, creando un repertorio de acciones automáticas que pueden ser ejecutadas con rapidez y precisión.

Este tipo de adiestramiento no solo prepara físicamente, sino también mentalmente. En situaciones de alta presión, el estrés puede inhibir el pensamiento racional y deliberado, dejando al instinto como la única opción viable. No obstante, cuando este sistema ha sido reforzado con ejercicios adecuados, las respuestas automáticas se alinean con lo aprendido, permitiendo una actuación eficiente y automática incluso bajo condiciones extremas.

En profesiones donde la incertidumbre y el peligro son constantes, la preparación no se trata solo de aprender qué hacer, sino de enseñar al cuerpo y a la mente a responder sin dudar. Convertir el conocimiento en instinto mediante la práctica repetitiva no solo mejora la eficacia, sino que también salva vidas. Este enfoque es un recordatorio de que la conducta automática, cuando está bien entrenada, es una de las herramientas más poderosas en el arsenal de quienes trabajan en primera línea de emergencias.

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De la teoría a la práctica: Impactos iniciales

 

Desde su publicación, “Pensar rápido, pensar lento” de Daniel Kahneman, revolucionó la forma en que entendemos los errores sistemáticos en nuestras decisiones que son conocidos como sesgos cognitivos, que son patrones de pensamiento que desvían nuestras decisiones de la lógica y la objetividad. Kahneman explicó que muchos de estos sesgos surgen del Sistema 1, el de pensamiento rápido e intuitivo, que utiliza atajos mentales, para procesar información de manera eficiente pero imperfecta cuando no es una situación de emergencia.

Esta teoría ofreció un marco determinante para analizar conceptos clave como el “sesgo de confirmación”, el “efecto anclaje” y la “ilusión de validez”. Estos fenómenos no solo explican errores comunes en la vida cotidiana, sino también, cómo los prejuicios raciales y de género están arraigados en procesos automáticos cuando usamos el pensamiento rápido.

 

Sesgo de confirmación

 

El sesgo de confirmación es la tendencia a buscar, interpretar y recordar información de manera que confirme nuestras creencias preexistentes, ignorando o descartando evidencia que las contradiga.

Es el caso de las personas que creen firmemente en una teoría conspirativa que busca solo fuentes que refuercen esa creencia y evitará aquellas que la refuten. Este sesgo opera de manera automática, ya que el pensar rápidamente prefiere atajos mentales que preserven nuestras creencias, reduciendo la necesidad de una reflexión crítica. Para contrarrestar este sesgo, es esencial activar el pensamiento deliberado o lento, lo que implica cuestionar activamente nuestras suposiciones y evaluar evidencia desde múltiples perspectivas.

 

Efecto de anclaje

 

En el caso de un vendedor de autos usados, si establece un precio inicial alto, los compradores tienden a negociar partiendo de esa cifra, aunque no sea representativa del verdadero valor del vehículo. Si el vehículo vale realmente 20 mil dólares, pero el vendedor fija un precio de 25 mil dólares, el comprador puede regatear para lograr comprarlo en 22 mil dólares, siendo superior del verdadero valor del carro. El pensar rápido en esta situación no es lo correcto. Si el comprador usa su pensamiento lento, puede consultar en su smartphone el “libro azul” de precios de carros usados, y podría estar en mejor condición para discutirle el precio al vendedor.

Este efecto del pensar rápido surge porque utiliza la primera información disponible como referencia, ajustándose a ella sin un análisis exhaustivo. El sistema 2 corrige este sesgo al evaluar la información inicial de manera crítica, comparándola con datos objetivos o alternativos.

 

Ilusión de validez

 

La ilusión de validez es la creencia infundada de que nuestras predicciones o juicios son más precisos de lo que en realidad son, especialmente cuando se basan en patrones percibidos que en realidad no existen.

Un caso cotidiano es el inversionista que confía excesivamente en su capacidad para predecir el comportamiento del mercado financiero basándose en tendencias pasadas, aunque estas no garanticen resultados futuros. Este sesgo refleja la propensión del sistema rápido de simplificar la información y a sobrevalorar su capacidad para interpretar patrones, incluso cuando estos son aleatorios.

Siempre activar el sistema de pensamiento lento permite cuestionar estas suposiciones, considerar datos más amplios y evaluar la incertidumbre inherente a las predicciones excepto en el caso de emergencias donde es indispensable usar el pensamiento rápido.

 

El impacto social del pensamiento rápido

 

Kahneman y otros investigadores también destacaron cómo estos sesgos del pensamiento rápido suelen perpetuar prejuicios raciales y de género, al operar de manera automática. El prejuicio racial ante una situación incierta, una persona puede asociar irreflexivamente un comportamiento peligroso con un individuo de una etnia específica debido a estereotipos previos. En entornos laborales, pensar rápidamente puede influir en la percepción de que algunos son menos competentes en ciertos roles, incluso sin evidencia objetiva. Estos prejuicios no suelen ser conscientes, lo que los hace más difíciles de combatir. Sin embargo, identificar estas respuestas automáticas permite diseñar intervenciones que activen el pensamiento analítico, promoviendo un análisis más reflexivo y justo.

Una estrategia para mitigar estos comportamientos automáticos es reconocer nuestros prejuicios y buscar información para utilizar métodos objetivos y basados en datos para evaluar a candidatos laborales o asignar recursos. Igualmente pensar sobre la diversidad ampliando el concepto de que solamente ha existido genéticamente una única humanidad, todos descendientes del mismo homo sapiens.

El marco de pensamiento rápido y lento no solo explica por qué cometemos errores aparentemente irracionales, sino que también ofrece estrategias prácticas para evitar estas conductas. Más importante aún, al equilibrar los sistemas de pensamiento y fomentar la reflexión crítica, podemos construir una sociedad más justa y consciente, capaz de superar prejuicios y evitar pensar rápido en situaciones que no sean de emergencia.

 

Neurociencia, ética y más

 

 

La neurociencia detrás de los sistemas

 

Estudios recientes han confirmado que los dos sistemas están respaldados por estructuras cerebrales distintas. El Sistema 1 de pensamiento rápido se relaciona con la amígdala y otras áreas subcorticales que procesan respuestas reflejas, emocionales y automáticas. Mientras que el Sistema 2 depende de la corteza prefrontal dorsolateral, responsable de funciones ejecutivas y de pensamiento como la planificación y el razonamiento. Además, se ha explorado, cómo el estrés y la fatiga afectan el equilibrio entre estos sistemas. En el caso de situaciones de alta presión, el cortisol suprime la actividad del Sistema 2 de pensamiento racional o lento, dejando que el Sistema 1 instintivo o rápido tome el control.

 

Psicología clínica y educación

 

En la psicología clínica, esta teoría ha sido clave para abordar trastornos como la ansiedad y el estrés postraumático. Técnicas como la terapia cognitivo-conductual ayudan a los pacientes a identificar pensamientos automáticos generados por el Sistema 1 y a reemplazarlos con análisis deliberados del Sistema 2.

En la educación, los programas diseñados para fomentar el pensamiento crítico han combinado tareas que usan ambos sistemas, enseñando a los estudiantes a alternar entre intuición y razonamiento profundo.

 

Ética en la toma de decisiones

 

La manipulación del Sistema 1 intuitivo, en publicidad, redes sociales y campañas políticas ha generado debates éticos. En 2023, investigaciones mostraron cómo los estímulos emocionales diseñados para lograr respuestas automáticas que influyen en el comportamiento de la gente. Esto ha llevado a regulaciones para proteger a los usuarios y promover mensajes que activen el Sistema 2, de pensamiento analítico, fomentando decisiones más informadas.

Los sistemas en la tecnología y la inteligencia artificial

 

La inteligencia artificial (IA) ha sido una de las áreas más transformadas por esta teoría. Los diseñadores de IA ahora modelan sistemas híbridos que emulan los dos sistemas de pensamiento. La IA rápida (Sistema 1) procesa grandes cantidades de datos en tiempo real, como en los asistentes virtuales que responden preguntas básicas al instante. Entre tanto, la IA racional (Sistema 2) analiza datos más profundamente para tareas complejas, como diagnósticos médicos o la creación de estrategias empresariales.

Además, los vehículos inteligentes y autónomos reaccionan rápidamente ante peligros inmediatos (Sistema 1) mientras calculan rutas y opciones estratégicas (Sistema 2).

 

La psicología del consumidor: Decisiones rápidas o reflexivas

 

El marketing y la psicología del consumidor han sido campos fértiles para esta teoría de pensamientos rápido y lento. Desde 2020, las empresas han comenzado a diseñar estrategias que no hacen uso del Sistema 1 con estímulos emocionales, sino que también respetan el Sistema 2 proporcionando información clara y racional. Esto ha dado lugar a campañas publicitarias más éticas y efectivas.

 

El futuro: Pensar en equilibrio

 

A medida que avanzamos hacia un futuro donde la tecnología y la información nos bombardean constantemente, la necesidad de equilibrar ambos sistemas de pensamiento se vuelve crucial. Kahneman nos enseñó que no somos seres completamente racionales, sino que además nos dio herramientas para mejorar nuestra toma de decisiones.

Desde la neurociencia hasta la ética, pasando por la educación y la inteligencia artificial, la teoría del pensamiento rápido y lento sigue siendo una guía fundamental para entender y mejorar nuestras mentes en un mundo cada vez más complejo.

 

El trastorno de estrés postraumático (TEPT)

Está profundamente relacionado con el pensamiento rápido. Las personas con estrés postraumático TEPT experimentan una hiperactivación del Sistema 1, que genera respuestas automáticas e instintivas basadas en el miedo, incluso en situaciones donde no existe un peligro real. Esto ocurre porque los recuerdos traumáticos quedan asociados a estímulos cotidianos, activando el pensamiento rápido para proteger al individuo. Al mismo tiempo, el Sistema 2 (pensamiento lento y analítico) se ve comprometido, dificultando la evaluación racional de las situaciones y perpetuando la sensación de amenaza constante. La terapia, como la cognitivo-conductual, busca restaurar el equilibrio entre ambos sistemas para reducir estos automatismos.

 

¿Qué nos depara el futuro? 

 

Aprender a integrar estos dos sistemas de manera consciente será la clave para enfrentar los desafíos globales y personales de nuestra era. Lo que es seguro es que, gracias a Kahneman, a la economía y a la psicología, ahora sabemos que tanto lo rápido como lo lento tienen un papel indispensable en nuestra historia y en nuestra vida. Si deseas profundizar sobre este tema o consultarnos, puedes escribirnos a psicologosgessen@hotmail.com. Que la Divina Providencia del Universo nos acompañe a todos. En próxima entrega trataremos el estrés postraumático…

 

 

 

 

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