María Lucía Da Silva -Lucy para familiares y amigos- nació en Los Teques, Estado Miranda y ejerció como docente por más 25 años. En esta oportunidad no pudo atender el llamado a incorporarse a las aulas en Venezuela. Lo hizo en Madeira, Portugal, luego de cursar una maestría de dos años y aprobar un examen de suficiencia en idioma Portugués "portugués europeo, no el de Brasil. Yo entendía todo lo que me decían pero no hablaba correctamente el idioma portugués. Todavía, a estas alturas, yo no sé hablarle a mi mamá en portugués, Lo hago en español."
Lucy viajó a Portugal en el 2018 por razones familiares. Acompañaba a su mamá y a su papá. Aprovechaba sus vacaciones y su año sabático. Su meta no era emigrar "pero veía que la situación en Venezuela no mejoraba y decidí quedarme aunque mis padres regresaron."
Los padres de Lucy -de origen portugués- llegaron a Venezuela en busca de mejor vida. El papá en 1957 y la mamá en 1964.
En Venezuela, Lucy fue docente de aula, del primer al sexto grado de primaria y "en los últimos años me asignaron valores en los diferentes grados y en preescolar. Hacíamos cuentos y veíamos películas para resaltar valores. También trabajé en el área de matemáticas con diversas actividades para despertar el gusto por la matemática y la lógica. Esos fueron mis últimos años como docente en Venezuela".
En Madeira, concretamente en el Municipio Santana, al norte de Madeira, Lucy es docente en Tecnología de la Información y la Comunicación (TIC). Fue un cargo por concurso.
-Es informática para los niños. Es lo que aquí se conoce como primer ciclo, que va de primer a cuarto grado. Son alumnos de seis a diez años.
Afirma que se siente "como pez en el agua. Siempre me gustó Madeira. El ambiente no me es ajeno. Ya había venido. Aquí mi papá levantó a su familia en Venezuela como agricultor, labor que aprendió desde jovencito. El clima, todo, es muy parecido a San Antonio de los Altos, donde yo vivía en Venezuela."
En Madeira Lucy se siente querida, aunque "esa hospitalidad y esa chispa que tiene el venezolano en general es lo que más extraño."
-¿Hay muchos venezolanos en Madeira?
-Uuuuy no imaginas!! Porque hubo mucha emigración madeirense para Venezuela. Aquí todos tienen alguna relación con Venezuela... un familiar, un amigo. Es impresionante. Tu vas por Funchal y parece que estuvieras en una calle de Caracas. La profesora de música en la escuela en Funchal, donde yo hice prácticas, es venezolana y es profesora de música aquí en portugués. En todos los ámbitos consigues venezolanos.
-¿Cómo se vivió allá las elecciones presidenciales del 28 de julio?
-Todos estábamos en expectativa. El consulado de Venezuela no dio mucha información sobre el Registro Electoral. Yo sabía que me tocaba votar en Madeira y cuando pregunté en abril me dijeron que no había directrices. Para el registro abrieron tres días y se pudieron registrar muy pocas personas. No llegaron a mil y aquí vivimos más de 10 mil venezolanos. Solo pudieron votar unos 200 electores aunque no recuerdo las cifras exactas... por lo pronto, vamos a las concentraciones que son convocadas. La esperanza no se pierden...
-¿Estando ya ubicada como docente en Madeira regresarías a Venezuela?
-Sí. Nunca he descartado volver a mi tierra. Por ahora estoy aquí y yo creo que lo importante es disfrutar el presente porque no sabemos si habrá futuro y el pasado se fue. Yo estoy disfrutando este ambiente de Madeira. Hace siete años yo no imaginaba que estaría hoy aquí trabajando como profesora y en otro idioma. Además, estoy como presidenta de la Casa del Pueblo, una institución sin fines de lucro haciendo algunas actividades. También estoy en otra organización que envía medicamentos a Venezuela. Eso, por ahora, está paralizado en espera de la ley aprobada en la Asamblea Nacional en relación a las Organizaciones No Gubernamentales que, entiendo, fue aprobada en segunda discusión pero no ha sido publicada en Gaceta Oficial. En todo caso, respondiendo tu pregunta: Hoy estoy aquí en Madeira pero si tengo que volver a mi tierra, yo vuelvo. Hace poco fui a mi casa en Venezuela y tuve ganas de quedarme pero la situación de los docentes allá es muy difícil. Yo estando aquí puedo ayudar a mi familia pero cuando estaba en Venezuela me tenían que ayudar y eso me resultaba muy duro y triste.
Las últimas palabras de Lucy fueron en voz muy baja. Reflejaban la tristeza que le causa recordar la situación de los docentes en Venezuela por lo que muchos de ellos han emigrado y otros están en actividades más rentables -incluyendo la limpieza de viviendas-.
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