Vivimos un cambio epocal en la historia
- Adolfo Salgueiro
- hace 1 día
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Nunca como en estos días se había vivido una situación de terremoto universal como la desatada por las medidas arancelarias que está implementando el presidente Trump.
Lo anterior invita a pensar que las confrontaciones de hoy no se dirimirán ya solamente por la vía militar sino a través de grandes choques en el ámbito comercial internacional que bien pudiera incluir la guerra informática cuya creciente influencia se está haciendo sentir.
También pudiera ocurrir que los objetivos de predominio que, antes como ahora, abrigan Estados Unidos y China se trasladen del campo de batalla tradicional (terrestre, marítimo o aéreo) al de los aranceles aduaneros o el ataque cibernético que ya ha tenido algunos episodios. Así pues, este escenario será determinado por los más poderosos sin que los demás tengan mucho que decir y los seres humanos dejarán de percibirse como tales para convertirse tan solo en “consumidores”.
Así mismo, otra conclusión es que, como se dijo antes, todos aquellos que no tengamos influencia en el nuevo orden poco o nada tendremos que decir ni opinar empezando por el colectivo de la Unión Europea que ya viene demostrando su reducido poder de protagonismo y decisión. Igual Rusia, cuyo gigantesco tamaño territorial y considerable poderío militar, además de proveedor energético dejarán de ser relevantes en un mundo donde solo Estados Unidos y China concentrarán una zona de influencia a la cual cada país tendrá que elegir qué lado toma. Se ve difícil que reaparezcan los “no alineados”, mucho menos entre los países medianos (Venezuela) o pequeños (Costa Rica, etc.) o las hoy economías regionales como Mercosur, Unión Europea, Centroamérica u otros que ya no tendrán vela en ese entierro.
En escenario tan pesimista como el descrito no es descabellado anticipar que la vasta reserva petrolera de Venezuela pueda jugar un pape cada vez menor toda vez que el dominio de la tecnología y el capital nos harían dependientes o supeditados a uno u otro bloque.
El mismo razonamiento se presta para preguntarse cuál será el papel de la democracia como forma de gobierno ya sea de Venezuela, de la región o del mundo siendo que Mr. Trump ha dado indicios de que lo que se ha convertido en central es la balanza de pagos y los aranceles que en tan solo días ha desatado la desazón colectiva seguida por un posible respiro cuando el mismo señor, tomando nota tal vez de la intensidad del cimbronazo, consideró prudente anunciar un receso de noventa días provocando desde una importante caída hasta la posterior recuperación en las bolsas mundiales. En todo caso los antecedentes del presidente norteamericano no lo muestran inclinado a la flexibilidad.
En definitiva, lo que es evidente es que el orden mundial instaurado desde el final de la II Guerra Mundial (1945) está llegando a su fin o, por lo menos, a la necesidad de una reformulación. Esto que nos parece el Apocalipsis no es sino el ciclo dinámico de la historia de la humanidad que cada tanto tiene cambios epocales. Imperios llegaron y se extinguieron en cuyo proceso transcurrieron décadas o siglos. Hoy día es casi igual, pero a la velocidad del Internet que también ha alcanzado a la historia.
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