
Décadas de retórica política inflamada han convertido a Bolívar en una estatua de mármol, un héroe mitológico al que el difunto Chávez describía como un “fuego sagrado” al que se debe mantener vivo a toda costa. Esta versión propagandística de Bolívar falla a la verdad histórica, se exaltan las virtudes y se omiten las controversias, queriendo vender una idea de grandeza nacional a partir de premisas falsas.