
No lo vi venir. Siempre cumplí al pie de la letra con los parámetros. Fui tan esquemático, riguroso, consciente de sus estragos. Quiero pensar que se coló por algún descuido. Un acto involuntario. Alguna tontería de la que siempre nos arrepentimos.
Pensé en un principio que era una gripe natural, con malestares comunes y propios de los virus pasajeros. Pero con las horas los indicios se fueron agravando, haciéndose más agudos. Ya no valía fabricarme excusas. No era un resfriado ordinario.